El 10 de julio de 2025, apenas 48 horas después del fallecimiento de Michu, el ambiente en el funeral celebrado en Arcos de la Frontera se mostró cargado de una tensión palpable.
A pesar de la tragedia, las cámaras captaron a la familia de José Fernando, incluyendo a Gloria Camila y Rocío Flores, unidas y mostrando un frente sólido ante la difícil situación.
Sin embargo, esta aparente unidad contrasta con la fría relación que se percibió entre la madre de Michu y Ortega Cano.
Las imágenes difundidas revelan que, al llegar Ortega Cano al tanatorio, la madre de Michu evitó incluso mirarlo a la cara, dando la espalda y negándose a saludarlo.
Este gesto fue interpretado por muchos como una señal clara de desavenencias profundas entre ambos, a pesar de que Ortega Cano ha estado pendiente económicamente de la niña Rocío, nieta de ambos.
Isabel Rábago, periodista cercana a la familia, confirmó que existe una “calma tensa” entre las dos ramas familiares.
Aunque la familia de José Fernando ha mostrado unidad, la relación entre la madre de Michu y Ortega Cano es prácticamente inexistente, lo que podría complicar aún más la situación.
El principal foco de controversia gira en torno a la custodia de Rocío, la hija de Michu y José Fernando, quien tiene solo ocho años.
La madre de Michu ha declarado públicamente que quiere quedarse con la niña, afirmando que ella ha sido quien la ha criado y que desea continuar haciéndolo.
Por otro lado, Ortega Cano y su familia también han manifestado su intención de velar por el bienestar de la menor, lo que anticipa un posible enfrentamiento legal.
La situación se complica porque José Fernando, padre de la niña, está internado en un centro especializado y no puede ejercer la patria potestad.
Esta responsabilidad recae entonces en Ortega Cano, quien tiene la tutela legal de José Fernando y, por ende, cierto grado de responsabilidad sobre Rocío.
Isabel Rábago explicó que la justicia será la encargada de decidir quién asume la tutela definitiva, evaluando el entorno familiar y, sobre todo, el interés superior de la niña.
La existencia de un testamento o últimas voluntades de Michu podría influir en esta decisión, aunque hasta ahora no se ha confirmado oficialmente.
Además, la madre de Michu ha dejado claro que, aunque quiere criar a Rocío sin lujos, exigirá que se le proporcionen todos los recursos necesarios para la educación y bienestar de la niña.
Esto ha abierto un debate público sobre las responsabilidades económicas y la posible presión que esto podría generar entre las familias.
El ambiente en el funeral y en torno a la custodia está marcado por una calma tensa que podría romperse en cualquier momento.
Algunos medios ya hablan de posibles conflictos judiciales y familiares, anticipando una batalla que podría prolongarse durante meses.
Amador Mohedano, tío de Rocío Flores, también expresó su deseo de que la niña pase tiempo con Ortega Cano, resaltando el compromiso de este último con el bienestar de su nieta.
Sin embargo, esta postura podría chocar con la voluntad de la madre de Michu y su hermana, quienes buscan asumir la tutela.
La situación ha generado un debate en la opinión pública sobre la influencia de la fama y los medios en procesos tan delicados como la custodia de un menor.
La presión mediática podría afectar negativamente a la niña, quien es la verdadera víctima en esta compleja trama.
Los expertos legales recuerdan que, aunque la patria potestad sigue siendo de José Fernando, la tutela debe ser otorgada a quien pueda garantizar las mejores condiciones para Rocío.
Esto implica un análisis exhaustivo del entorno familiar, emocional y económico.
El futuro inmediato de Rocío es incierto, y la prioridad debe ser siempre proteger su estabilidad y bienestar.
La familia, dividida y herida, tendrá que encontrar un camino que evite que la niña se convierta en un objeto de disputa o moneda de cambio.
Mientras tanto, las imágenes y declaraciones que siguen emergiendo alimentan la expectación y el debate público.
La historia de Michu, su familia y la pequeña Rocío continúa siendo una de las más seguidas y comentadas en España.
En definitiva, lo que parecía un funeral marcado solo por el dolor, se ha convertido en el epicentro de una batalla familiar y legal que pone a prueba los lazos que unen a estas dos familias.
El desenlace dependerá de la sensatez de los involucrados y de la justicia, que deberá velar por el futuro de la menor.
La atención está puesta en cada paso que den, y el país entero espera que, más allá de los conflictos, prevalezca el amor y la protección hacia Rocío, la niña que hoy necesita más que nunca un hogar seguro y lleno de cariño.