Telecinco vive uno de sus momentos más convulsos en años.
Desde hace casi cuatro años, la cadena no consigue levantar cabeza, y la situación parece agravarse con la última polémica que ha estallado en el plató del programa de Ana Rosa Quintana.
El detonante fue una grave denuncia que se lanzó en directo: la acusación de que el gobierno manipula las audiencias para favorecer a RTVE, lo que ha generado un terremoto mediático y una respuesta oficial de la cadena pública.
Ana Rosa Quintana y su productora Unicorn Content se encuentran en el ojo del huracán, mientras que Joaquín Prat, otro de los rostros más visibles de Telecinco, atraviesa un momento complicado debido a la caída de audiencia de su programa y los constantes cambios en la parrilla.

La crisis en Telecinco no es nueva.
Tras la cancelación de ‘Sálvame’ y el traspaso del poder a la productora de Ana Rosa en las mañanas y tardes, la cadena ha intentado sin éxito encontrar una fórmula ganadora.
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El traslado de Ana Rosa a las tardes fue un fracaso estrepitoso, y el relevo de Joaquín Prat tampoco ha logrado revertir la tendencia.
En este contexto de incertidumbre, la acusación de manipulación de audiencias ha sido la gota que colmó el vaso.
En el programa de Ana Rosa se sugirió que el gobierno habría comprado Cantar Media, la empresa encargada de medir las audiencias, para favorecer programas de RTVE como ‘La Hora de la 1’, ‘Mañaneros 360’ o ‘Malas Lenguas’, en detrimento de cadenas privadas como Telecinco y Antena 3.

Estas afirmaciones, carentes de pruebas, han sido calificadas como una teoría conspiranoica que ha levantado ampollas en el sector audiovisual y entre el público.
Cantar Media salió rápidamente a desmentir cualquier manipulación, asegurando que el sistema de medición no ha cambiado y que la muestra sigue siendo la misma.
Sin embargo, la polémica no se detuvo ahí.
Una colaboradora de Ana Rosa, Ketty Garat, acusó directamente a RTVE de propagar bulos y manipular la programación para favorecer intereses políticos, lo que encendió aún más la polémica.
El presidente de RTVE, José Pablo López, no tardó en responder con un comunicado tajante, denunciando la presión pública sobre Cantar Media y calificando de graves y peligrosas las acusaciones sin fundamento.

López instó a quienes tengan pruebas de manipulación a acudir a los tribunales y pidió un alto a los ataques coordinados contra la televisión pública.
Mientras tanto, en Telecinco, la situación interna se complica.
Joaquín Prat, que parecía haber encontrado cierta estabilidad con su programa matinal, ahora ve cómo su espacio se reduce drásticamente en tiempo debido a la llegada de un nuevo formato alrededor de ‘Gran Hermano 20’, presentado por Jorge Javier Vázquez y Nagore Robles.
Este recorte en la programación es un claro síntoma de los problemas de audiencia que atraviesa Telecinco, y se suma a la incertidumbre sobre el futuro de varios programas, incluido ‘Fiesta’ de Emma García, que también podría ser cancelado antes de 2026.
Joaquín Prat, visiblemente molesto, se ha convertido en el “pato mareado” de la cadena, saltando de un programa a otro sin lograr consolidar un espacio estable ni recuperar la confianza del público.

Por su parte, Jorge Javier Vázquez vuelve a ser la apuesta fuerte de Telecinco para intentar remontar, con un doble programa diario sobre ‘Gran Hermano 20’ que ocupará las tardes y competirá directamente con los éxitos de Antena 3, aunque el reto será complicado.
El panorama en Telecinco es, por tanto, de máxima tensión.
La cadena lucha contra la caída de audiencias, las críticas internas y externas, y la polémica pública que ahora la enfrenta directamente con RTVE y el gobierno.
Las acusaciones lanzadas en el programa de Ana Rosa no solo han puesto en jaque la credibilidad de la cadena, sino que han abierto una brecha profunda en el sector audiovisual, donde la competencia y la política se entrecruzan de manera cada vez más evidente.
El futuro inmediato de Telecinco dependerá de su capacidad para gestionar esta crisis, renovar su oferta y recuperar la confianza de una audiencia cada vez más exigente y fragmentada.

Mientras tanto, los espectadores observan atentos cómo se desarrolla esta batalla mediática, que promete seguir dando titulares y sorpresas en las próximas semanas.
¿Será capaz Telecinco de salir reforzada de esta tormenta o está condenada a seguir perdiendo terreno frente a sus rivales?
Lo que está claro es que la guerra entre cadenas y las acusaciones cruzadas no benefician a nadie, pero sí mantienen la atención de un público que no quiere perderse ni un solo capítulo de este culebrón televisivo.
Seguiremos informando de cada giro y movimiento en esta historia que está sacudiendo los cimientos de la televisión española.