La reciente muerte de la cantante mexicana Dulce ha dejado un vacío en la música y un torrente de emociones entre sus amigos, familiares y seguidores. Sin embargo, lo que en un principio parecía ser una despedida digna de una estrella internacional se ha visto envuelta en polémica debido a las decisiones tomadas por su hija,
Romina Mircoli, en los últimos días de la cantante. La falta de una despedida pública, la ausencia de un funeral tradicional y las críticas hacia Romina por su manejo del duelo han generado una gran controversia.
Dulce, conocida por su poderosa voz y su presencia en el escenario, no solo fue un ícono de la música mexicana, sino también una mujer que vivió una lucha interna llena de dolor y soledad, especialmente en sus últimos años. A pesar de que su carrera parecía tomar un nuevo rumbo con un esperado disco de rock,
su salud se deterioró rápidamente, lo que truncó sus planes. Según amigos cercanos, como la cantante Ofelia Cano, Dulce estaba profundamente afectada por la depresión y la tristeza, aunque nunca lo mostró públicamente. Era una mujer fuerte sobre el escenario, pero sus últimos días estuvieron marcados por el aislamiento emocional y un padecimiento que la consumió en silencio.
A pesar de su difícil situación, Dulce continuó trabajando hasta el último momento, siempre con la esperanza de dejar un legado para su hija y su familia. Sin embargo, su partida fue mucho más solitaria de lo que muchos imaginaban, y su despedida final estuvo lejos de reflejar la grandeza que la cantante había demostrado durante toda su vida.
Romina, la hija de Dulce, tomó la difícil decisión de mantener en privado los detalles del funeral y la despedida de su madre. Optó por una ceremonia íntima y cerrada, en lugar de una despedida pública que muchos esperaban. Esta decisión ha sido muy criticada por aquellos que consideraban que Dulce merecía una despedida acorde a su estatus de estrella internacional. La falta de una despedida pública ha dejado un sabor amargo entre los amigos de la cantante y sus seguidores, quienes querían rendir homenaje a la mujer que les brindó tantos éxitos musicales.
Entre las voces críticas se encuentra Ofelia Cano, quien, visiblemente afectada, lamentó que Dulce no hubiera recibido una despedida a la altura de su carrera. “Dulce merecía mucho más que esto”, aseguró Cano, refiriéndose a la ceremonia privada que Romina eligió. Muchos se preguntan por qué Romina decidió mantener todo en secreto y si realmente actuó con el corazón o si puso sus propios deseos por encima de lo que la memoria de su madre representaba para el público.
La hija de Dulce ha sido blanco de duros cuestionamientos por su decisión de incinerar a su madre y mantener todo en un círculo cercano. Algunos argumentan que Romina priorizó su privacidad y el duelo personal, sin tener en cuenta que el legado de su madre pertenecía también a los millones de personas que la admiraban y la querían. La falta de una despedida pública ha sido devastadora para los que esperaban rendir un último homenaje a la cantante.
El vacío que dejó Dulce en el mundo de la música y en el corazón de sus seguidores no solo está marcado por su partida, sino también por la incertidumbre que rodea su despedida. La decisión de su hija de mantener todo en privado ha generado una gran tristeza, pues muchos consideran que la cantante merecía una despedida pública, en la que sus amigos, colegas y admiradores pudieran rendirle el homenaje que ella siempre mereció.
En medio de las críticas y el dolor por la partida de Dulce, la historia de su despedida se convierte en un recordatorio de cómo las decisiones familiares pueden marcar el cierre de una vida y el legado de una estrella. La tristeza de los amigos y seguidores de la cantante se ve amplificada por la falta de respuestas y la sensación de que, aunque su carrera y legado perdurarán, su despedida fue fría y distante, ajena a la grandeza que Dulce representó en vida. La pregunta que queda en el aire es si Romina actuó correctamente al priorizar su privacidad o si, al hacerlo, dejó de lado el reconocimiento público que su madre merecía.