Un video que registra los últimos momentos de la reconocida periodista de televisión Débora Estrella ha sido filtrado, causando conmoción pública y abriendo un debate que parece no tener fin.
En la grabación, de poco más de un minuto, se escuchan claramente los gritos, la respiración entrecortada y las súplicas desesperadas de Estrella mientras la avioneta en la que viajaba entraba en estado crítico.
El material no solo refleja el pánico absoluto de la víctima, sino que también plantea interrogantes inquietantes sobre las causas del siniestro y las verdades que podrían permanecer ocultas.
Según los reportes iniciales, Débora Estrella abordó una avioneta ligera en la ciudad de García, Nuevo León, como parte de una experiencia que ella misma consideraba una aventura.

Llevaba consigo su teléfono móvil para registrar cada instante del recorrido. En los primeros segundos, la periodista aparece sonriente, con un aire de confianza, pronunciando un optimista “Aquí vamos” al despegar.
Desde las alturas, su cámara mostraba las calles diminutas de Monterrey y el flujo constante de automóviles, en lo que parecía ser un trayecto tranquilo y emocionante.
No obstante, la calma duró poco. El sonido del motor comenzó a cambiar, produciendo golpes metálicos extraños, mientras la aeronave temblaba con violencia.
El piloto, visiblemente tenso, realizó maniobras bruscas frente al tablero, mientras evitaba responder directamente a las preguntas de Estrella.
La periodista, al percatarse de la gravedad de la situación, pasó de la emoción inicial a la angustia total.
Con voz quebrada, insistía: “¿Qué está pasando? ¿Por qué tiembla así?”. La ausencia de respuestas solo incrementaba el terror en la cabina.

La grabación muestra con crudeza la desesperación de Estrella. Entre lágrimas, se aferra a su asiento cuando el avión se inclina bruscamente hacia un lado.
Sus gritos estremecen: “¡Dios mío, no quiero morir!”. El interior se llena de alarmas estridentes y golpes contra la cabina mientras la aeronave entra en pérdida.
La cámara, sacudida sin control, captura el rostro desencajado de la periodista y su voz implorante: “Ayúdenme, por favor, no quiero morir aquí”.
En los últimos segundos, su súplica adquiere un tono aún más desgarrador: llama a su madre entre sollozos —“Mamá, no quiero morir, no quiero morir aquí”—, antes de pronunciar una frase final que hiela la sangre: “Dios mío, por favor, sálvanos”.
El video culmina con un estruendo metálico brutal, producto del impacto de la aeronave contra el suelo, seguido por la pantalla en negro.

El teléfono de Estrella siguió grabando hasta que la colisión lo interrumpió abruptamente.
Horas más tarde, los equipos de rescate hallaron los restos del avión en una zona boscosa junto con el dispositivo, que a pesar de estar dañado parcialmente, mantenía la batería intacta y conservaba la grabación como una prueba aterradora de los últimos instantes de vida de la periodista.
El material fue entregado a las autoridades como parte de la investigación, pero la filtración parcial del video en redes sociales desató una tormenta mediática.
Algunos sostienen que se trata de un testimonio invaluable que debe conocerse para esclarecer lo sucedido.
Otros, en cambio, condenan su difusión como un acto inhumano que viola la intimidad de la víctima y profundiza el dolor de sus familiares.
Más allá de las controversias, el video se ha convertido en un símbolo trágico que quedará grabado en la memoria colectiva.
Las palabras entrecortadas de Débora Estrella no solo generan compasión, sino que también ponen sobre la mesa cuestiones de fondo: la seguridad de los vuelos de entrenamiento, la responsabilidad de los centros de formación aeronáutica y los límites entre el deber informativo del periodismo y el respeto a la dignidad de los fallecidos.
La frase “Mamá, no quiero morir aquí” ya no es únicamente un eco de sus últimos segundos, sino un emblema universal del miedo más profundo ante la muerte inesperada, que marcará para siempre la percepción pública de este accidente.