No es la primera vez que Rosa Villacastín utiliza sus redes sociales para expresar su visión política con claridad y contundencia.
Pero esta vez, la periodista ha ido mucho más allá.
En una serie de tuits incendiarios, dirigidos sin titubeos hacia la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y al líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, Villacastín no dejó títere con
Sus palabras, directas, filosas y cargadas de una indignación evidente, han sacudido el panorama político y mediático.
Todo comenzó con una publicación aparentemente casual, en la que Villacastín compartía una noticia sobre la última medida sanitaria del gobierno de Ayuso.
Pero en lugar de limitarse a un comentario analítico, disparó sin filtro: “¿Hasta cuándo va a seguir esta mujer haciendo política con el cinismo por bandera? Ayuso se ríe de los madrileños mientras presume de
libertad… para destruir los servicios públicos.”
El mensaje no tardó en viralizarse, alcanzando miles de retuits y reacciones.
Pero Rosa no se detuvo ahí.
En otro mensaje, citando unas declaraciones recientes de Núñez Feijóo sobre la unidad del país, escribió: “Feijóo habla de unidad mientras su partido se desangra en pactos vergonzosos con la ultraderecha.
No tiene autoridad moral ni política.
Ni siquiera tiene un proyecto propio.”
Las redes estallaron.
Cientos de usuarios se sumaron a la ola de comentarios, muchos aplaudiendo la valentía de Villacastín por poner en palabras lo que, según ellos, muchos periodistas “callan por miedo o conveniencia”.
Otros, en cambio, la acusaron de hacer activismo disfrazado de opinión.
Pero incluso sus detractores tuvieron que admitir que la periodista había tocado un nervio sensible.
En un momento especialmente candente, Rosa subió aún más el tono: “Ayuso es el producto perfecto de una política sin alma ni vergüenza.
Y Feijóo, su cómplice silencioso.
La derecha española ha perdido el rumbo y solo sabe vivir de la confrontación vacía.”
Estas afirmaciones provocaron reacciones inmediatas en figuras del Partido Popular.
Algunos dirigentes, aunque sin mencionarla directamente, lanzaron mensajes que parecían claramente dirigidos a ella, acusando a “ciertos periodistas jubilados” de “alimentar el odio desde su sofá”.
Pero Rosa, lejos de recular, respondió con una frase demoledora: “Prefiero hablar desde mi sofá con dignidad, que callar en un despacho por miedo a perder un puesto.”
El impacto mediático fue inmediato.
Programas de televisión, tertulias políticas y portales digitales comenzaron a hablar del “ataque frontal” de Villacastín como un síntoma de la creciente tensión entre el periodismo veterano y la clase política actual.
Porque lo que ha hecho Rosa no es solo un hilo de tuits: ha lanzado un manifiesto digital que cuestiona el fondo, la forma y la coherencia de dos de los principales líderes del PP.
Mientras tanto, ni Ayuso ni Feijóo han respondido públicamente a las acusaciones.
Pero el silencio de ambos ha sido interpretado por muchos como una señal de que las palabras de Rosa han tocado algo más profundo que un simple desacuerdo político.
Han tocado una verdad incómoda.
La pregunta ahora es: ¿seguirá Rosa Villacastín con esta ofensiva en redes? ¿O ha sido solo una explosión puntual de hartazgo? Lo cierto es que, en un momento en el que muchos periodistas optan por la tibieza o
la corrección política, ella ha demostrado que la voz crítica no se jubila… y que aún queda espacio para llamar a las cosas por su nombre, aunque eso signifique enfrentarse al poder.
Y con cada palabra, con cada tuit afilado, Rosa no solo defiende su opinión.
Está librando una batalla por la memoria, la coherencia y la libertad de expresión.
Una batalla que, guste o no, ha puesto de nuevo a la política española frente al espejo.
Y el reflejo… no es precisamente bonito.