La escena se desarrolló durante una rueda de prensa en la que Santiago Abascal, líder de Vox, respondía a preguntas sobre temas políticos de gran relevancia nacional.
Sin embargo, lo que debía ser un espacio para el debate y la información se vio empañado por la actitud de Ester Yáñez, periodista del programa Malas Lenguas de Radio Televisión Española.
Desde el inicio del evento, Yáñez mostró una conducta disruptiva.
Interrumpió constantemente la intervención de Abascal, sin respetar el turno de palabra ni la dinámica habitual en este tipo de actos.
Lo más llamativo fue que su comportamiento no solo dificultó la labor del propio político, sino que también entorpeció el trabajo de sus compañeros periodistas que intentaban formular preguntas relevantes.
En varios vídeos difundidos en redes sociales, se puede escuchar a una colega de la propia TVE pidiéndole que se calme y deje trabajar a los demás.
La reportera, lejos de moderar su actitud, protagonizó un enfrentamiento verbal con esta compañera, llegando a decirle: “A mí no me vengas con gilipolleces.”
Este tono chulesco y poco profesional causó una oleada de críticas inmediatas.
Numerosos periodistas y usuarios en redes sociales señalaron el episodio como un mal ejemplo de cómo debe comportarse la prensa pública, especialmente en un contexto donde la objetividad y el respeto son fundamentales.
La presión social y mediática fue tal que Ester Yáñez se vio obligada a emitir una disculpa pública a través de la red social X (antes Twitter).
En su mensaje, reconoció que la situación podría haberse gestionado mejor y admitió que sus formas y palabras no fueron las adecuadas.
No obstante, sus disculpas se dirigieron únicamente a Gabriel López, el compañero de TVE con quien tuvo el enfrentamiento directo, y no al resto de periodistas afectados ni al público que esperaba un debate serio y respetuoso.
Más allá del tono y la falta de respeto, lo que realmente indignó fue que el comportamiento de Yáñez obstaculizó la labor informativa de otros profesionales que buscaban plantear preguntas pertinentes sobre asuntos que preocupan a la ciudadanía.
En lugar de facilitar el trabajo periodístico, la periodista puso sus intereses personales o su actitud confrontativa por encima del deber profesional.
Esta situación generó un debate sobre la responsabilidad y la ética en el periodismo público, cuestionando si episodios como este dañan la credibilidad de los medios estatales.
Los comentarios en redes sociales reflejan un sentimiento generalizado de decepción.
Muchos usuarios expresaron que la confrontación y el espectáculo no deberían tener cabida en espacios destinados a informar y formar opinión pública.
Por su parte, la dirección de Televisión Española no ha emitido declaraciones oficiales sobre el incidente, aunque se presume que internamente se han tomado nota del impacto negativo que este comportamiento ha tenido en la imagen del medio.
Este episodio pone sobre la mesa la importancia de la autocontrol y el respeto dentro de la profesión periodística.
En tiempos donde la polarización política está a la orden del día, mantener la profesionalidad es clave para preservar la confianza del público.
Además, la situación evidencia la necesidad de protocolos claros para manejar conflictos internos durante eventos en vivo, de modo que la información pueda fluir sin interrupciones ni tensiones innecesarias.
La figura de Ester Yáñez, hasta ahora reconocida en su ámbito, ha quedado marcada por este incidente.
Su actitud y las consecuencias derivadas son un recordatorio de que el periodismo no solo implica transmitir información, sino hacerlo con ética y responsabilidad.
En definitiva, la polémica generada por el enfrentamiento con Santiago Abascal no solo ha afectado a los involucrados directos, sino que ha abierto un debate sobre el estado actual del periodismo en medios públicos y la necesidad de preservar su integridad.
Este caso invita a reflexionar sobre cómo los profesionales de la comunicación deben manejar la presión y las diferencias, priorizando siempre el derecho del público a recibir información veraz y respetuosa.
Mientras tanto, los espectadores y colegas esperan que este episodio sirva para mejorar las prácticas y evitar que situaciones similares vuelvan a empañar el ejercicio del periodismo en España.
El compromiso con la verdad y el respeto mutuo debe ser la base sobre la cual se construya la confianza entre los medios y la sociedad, algo que en esta ocasión quedó visiblemente comprometido.
Solo el tiempo dirá si las disculpas de Ester Yáñez logran reparar el daño causado o si, por el contrario, este incidente marcará un punto de inflexión en su carrera profesional y en la percepción pública de TVE.