María Elena Bergoglio, hermana menor del papa Francisco, habló sobre su vida, su vínculo con el Sumo Pontífice y su convicción de que su hermano está destinado a transformar la Iglesia Católica desde Roma.
Desde su casa en Ituzaingó, en la provincia de Buenos Aires, María Elena Bergoglio, la única hermana con vida de Francisco, compartió una reflexión íntima sobre el impacto que tuvo en su vida la elección de Jorge Bergoglio como Pontífice, en marzo de 2013
Doce años menor que él, Mariela -como le dicen cariñosamente sus vecinos- fue testigo silenciosa del camino espiritual y humano de su hermano mayor, y asegura con certeza: “Jorge será un Papa que cambiará nuestra Iglesia”.
“Mi vida cambió desde el momento en que dijeron su nombre”
María Elena recuerda con claridad el momento en que escuchó el anuncio oficial desde el Vaticano: “Fue cuestión de segundos. Apenas nombraron a mi hermano, el teléfono no dejó de sonar. Mi vida cambió en ese instante, y me di cuenta de que ya nada volvería a ser como antes”.

Aunque no ha vuelto a verlo desde su partida hacia el cónclave que lo consagró como papa Francisco, el vínculo entre ambos se mantuvo fuerte a través de llamadas, cartas y recuerdos compartidos.
“Nos hablábamos cada semana. Él cocinaba cuando podía, le encantaban los calamares rellenos y el risotto de hongos, recetas que aprendió de nuestra abuela italiana”, cuenta con orgullo.
“Tiene la claridad para cambiar la Iglesia”
En entrevista con medios argentinos, la hermana del Papa destacó su capacidad de transmitir ideas con sencillez: “Siempre admiré de Jorge su claridad al hablar, su pensamiento te obliga a reflexionar. Tiene un corazón enorme y una fe que inspira”.
Sobre su papel como líder de la Iglesia Católica, fue enfática: “Conociéndolo, sé que va a lograr cambios profundos. Es un hombre íntegro, de carácter firme y convicciones admirables. Va a contar con el apoyo de nuestras oraciones”.
“No quería que fuera papa, es un rol muy solitario”
Pese al orgullo que siente, confiesa que al principio no deseaba que asumiera el rol de Sumo Pontífice: “Siempre pensé que ser Papa es una tarea solitaria y exigente. Va a ser duro para él estar lejos de Buenos Aires. Pero sé que está donde debe estar”.