La gala de los Goya 2025 estuvo marcada por un momento inesperado que dejó a toda la audiencia en shock. Cuando María Luisa Gutiérrez, productora de la aclamada película “La Infiltrada”, subió al escenario para recibir el premio a Mejor Película, nadie esperaba que su discurso se saliera del guion y lanzara un dardo directo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
La noche transcurría con normalidad en el Palacio de Congresos de Granada, con la presencia de las principales figuras del cine español, políticos y celebridades. Pedro Sánchez, quien había asistido como invitado de honor, ocupaba un asiento privilegiado en primera fila.
Sin embargo, la situación cambió drásticamente cuando Gutiérrez tomó el micrófono y, en lugar de agradecer únicamente a su equipo, aprovechó la oportunidad para lanzar un contundente mensaje.
“Quiero compartir este premio con la verdadera infiltrada, con aquellos que han arriesgado su vida por el bien común y por defender los valores de la democracia. Y ya que estamos hablando de memoria histórica, no olvidemos que la memoria también debe incluir a todas las víctimas de la violencia política de nuestra historia reciente”, dijo con firmeza.
El auditorio se quedó en silencio. Pedro Sánchez se removió incómodo en su asiento, mientras las cámaras enfocaban su rostro impasible. Gutiérrez prosiguió:
“En este país parece que solo se recuerda lo que interesa al gobierno de turno. Hemos visto homenajes, discursos y leyes que pretenden imponer una visión parcial de la historia. Pero, ¿qué pasa con las víctimas del terrorismo? ¿Qué pasa con aquellos que han sufrido la violencia en democracia? No se puede hablar de memoria histórica sin recordar a todas las víctimas. No se puede construir un país sobre el olvido selectivo.”
Un murmullo recorrió la sala. Algunos actores aplaudieron tímidamente, mientras otros miraban hacia otro lado, incómodos ante la polémica que se estaba gestando en directo. Gutiérrez, lejos de amedrentarse, continuó con su discurso.
“El cine es un reflejo de la sociedad, y nuestra película es un recordatorio de que la verdad no puede ser censurada ni manipulada por intereses políticos. No nos callaremos, aunque algunos prefieran que miremos hacia otro lado.”
El público reaccionó de inmediato. Un sector de la audiencia estalló en aplausos, mientras otros permanecían en silencio. Pedro Sánchez intentó mantener la compostura, pero su expresión dejaba entrever su malestar. Las redes sociales comenzaron a arder con comentarios divididos entre el apoyo y la crítica a las palabras de la productora.
El presentador de la gala, visiblemente nervioso, intentó retomar el control de la situación dando paso al siguiente premio. Sin embargo, la controversia ya estaba servida. Al salir del escenario, Gutiérrez fue abordada por periodistas que le preguntaron si temía represalias por sus declaraciones. Su respuesta fue clara:
“La cultura no debe ser una herramienta de propaganda. Si mi discurso molesta, quizás deberíamos preguntarnos por qué.”
Pedro Sánchez evitó hacer declaraciones sobre el incidente, pero fuentes cercanas al gobierno dejaron entrever su descontento con lo sucedido. Desde la organización de los Goya intentaron restar importancia al momento, calificándolo como “una expresión legítima dentro del ámbito cultural”.
Sin embargo, el impacto de aquel discurso siguió resonando en los días posteriores. Algunos medios lo calificaron como un acto de valentía, mientras otros lo tildaron de inoportuno y politizado. Lo cierto es que María Luisa Gutiérrez logró lo que pocos consiguen: hacer que toda España hablara de su mensaje y cuestionara la versión oficial de la historia.
La gala de los Goya 2025 será recordada no solo por los premios, sino por el momento en que alguien decidió romper el guion y decir lo que muchos callaban. Una noche en la que el cine español mostró que aún tiene voz propia y que no todos están dispuestos a seguir el relato impuesto por el poder.
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