Con una carrera que abarcó más de siete décadas, su voz cautivadora y su belleza inolvidable conquistaron a varias generaciones.Sin embargo,
detrás del glamour y el éxito, su vida estuvo llena de desafíos y momentos íntimos que ahora su familia ha comenzado a revelar, mostrando no solo a la artista, sino a la mujer y madre que fue.
Nacida el 16 de agosto de 1930 en Salamanca, Guanajuato, México, Guillermina creció en un ambiente donde la música era parte fundamental del hogar.
Su padre, Jesús Jiménez Cervantes, era carnicero, y su madre, María de Jesús Chaboya Peña, una apasionada cantante que transmitió a sus hijos el amor por la música.
Flor Silvestre fue la tercera de varios hermanos, muchos de los cuales también desarrollaron carreras musicales, como su hermana Enriqueta, conocida como La Prieta Linda.
Desde niña, Guillermina mostró una fuerte atracción por la música, especialmente por los géneros tradicionales mexicanos como el mariachi, el pasodoble, el tango y el bolero.
Su primera aparición pública fue en obras escolares y festivales locales, donde comenzó a desarrollar el talento que la llevaría a la fama.
A los 13 años, Guillermina comenzó su carrera como cantante.
Su debut profesional ocurrió en 1943 cuando, impulsada por su determinación, se presentó ante el mariachi Pulido en un teatro de la Ciudad de México y solicitó cantar.
Aunque inicialmente fue rechazada, el director del mariachi vio su potencial y le permitió actuar la semana siguiente.
Fue así como comenzó a ganarse el cariño del público con canciones populares mexicanas.
Su nombre artístico, Flor Silvestre, fue sugerido por Arturo Blancas, periodista y locutor, quien notó que Guillermina encarnaba la delicadeza de una flor.
Inspirado en la película homónima de 1943 protagonizada por Dolores del Río, el nombre capturó perfectamente la esencia de la cantante.
Durante los años 40, Flor Silvestre recorrió México y América Latina con compañías de gira, presentándose en teatros y clubes nocturnos, ganando reconocimiento y consolidando su lugar en la música ranchera.
Su voz y estilo único la convirtieron en un ícono del género.
En 1950, Flor Silvestre firmó un contrato con Columbia Records, grabando sus primeras canciones que rápidamente se convirtieron en éxitos.
Formó un dúo con su hermana La Prieta Linda, y comenzó a incursionar en el cine mexicano, debutando en 1949 y protagonizando películas importantes en la década de los 50.
Su carrera cinematográfica se destacó con papeles principales en películas como *Primero soy mexicano* y una trilogía con el actor Dagoberto Rodríguez.
Su presencia en la pantalla grande complementó su éxito en la música, convirtiéndola en una estrella completa del entretenimiento mexicano.
La vida personal de Flor Silvestre estuvo marcada por tres matrimonios y una familia numerosa.
Su primer matrimonio fue con Andrés Nieto, con quien tuvo a su primera hija, Dalia.
Sin embargo, esta unión fue breve debido a problemas personales y la adicción de Nieto al juego.
Su segundo matrimonio fue con Paco Malgesto, un destacado presentador de televisión.
De esta relación nacieron Francisco Rubiales y Marcela Rubiales, ambos con carreras artísticas.
A pesar de la separación, Flor y Paco lograron resolver sus diferencias y mantener una relación cordial.
El tercer y más duradero matrimonio fue con el famoso actor y cantante Antonio Aguilar, con quien formó una pareja legendaria en la industria del entretenimiento.
Su unión duró casi cinco décadas y juntos tuvieron dos hijos, Antonio Aguilar Jr.
y Pepe Aguilar, quienes continuaron el legado artístico familiar.
La dinastía Aguilar es un testimonio vivo del amor y la colaboración entre Flor Silvestre y Antonio Aguilar.
La historia de amor entre Flor Silvestre y Antonio Aguilar comenzó en 1950 cuando coincidieron en la estación de radio XEW en la Ciudad de México.
Aunque su romance no inició de inmediato, se consolidó durante el rodaje de *El rayo de Sinaloa* en 1957.
Se casaron en 1959 en el rancho El Soyate, Zacatecas, y su relación se caracterizó por la lealtad y el compromiso, a pesar de la fama y las tentaciones.
Antonio Aguilar dedicó su vida a su esposa y familia, y juntos protagonizaron numerosas películas que mostraban su química artística y personal.
En entrevistas, Antonio expresó su orgullo por nunca haber sido infiel y por haber construido una familia sólida y un legado cultural que perdura hasta hoy.
Después de casi 48 años de matrimonio, Flor Silvestre quedó viuda en 2012 tras la muerte de Antonio Aguilar por neumonía.
A pesar de sus problemas de salud en los últimos años, incluyendo una cirugía para tratar un tumor canceroso y un procedimiento cardíaco de emergencia, Flor Silvestre mantuvo su espíritu y amor por la vida.
El 25 de noviembre de 2020, a los 90 años, falleció pacíficamente en su querido rancho El Soyate, rodeada de sus hijos y nietos.
Su partida fue un momento de profunda tristeza para su familia y seguidores, quienes la recordaron con cariño y respeto.
En un emotivo segmento del programa *Venga la Alegría*, su hija Marcela Rubiales compartió el dolor de la familia y desmintió rumores infundados sobre la vida personal de Flor Silvestre, defendiendo el honor y la memoria de su madre.
Además, Marcela habló sobre las críticas hacia su sobrina Ángela Aguilar, destacando el derecho de la joven cantante a tomar sus propias decisiones y aprender de sus experiencias.
Un momento muy especial fue el consejo que Flor Silvestre le dio a su nieta Ángela Aguilar, la joven promesa de la música mexicana.
En un video viral, se ve a Ángela interpretando acapela la canción *Reina de la canción mexicana* mientras su abuela la escucha orgullosa.
Flor Silvestre le deseó protección divina y la animó a transmitir amor en cada presentación, un consejo que Ángela prometió honrar con pasión y dedicación.
Ángela Aguilar, con solo 18 años, ha conquistado corazones con su talento excepcional y su voz prodigiosa.
Apoyada por su padre Pepe Aguilar, Ángela continúa el legado musical familiar, promoviendo su tercer álbum *Mexicana enamorada*, producido por Pepe Aguilar y lanzado en 2021.
Su éxito tanto en México como en el extranjero es un testimonio del impacto duradero de la familia Aguilar en la música ranchera y popular mexicana.
Flor Silvestre no solo fue una estrella, sino una mujer que enfrentó desafíos, amó profundamente y dejó un legado que trasciende generaciones.
Su vida y carrera son un ejemplo de pasión, perseverancia y amor por la cultura mexicana, valores que su familia continúa honrando y celebrando con orgullo.