Apenas se confirmó la muerte del comediante Eduardo Manzano, una ola de debate se desató de inmediato en redes sociales.
No solo por tratarse de una figura histórica en la comedia mexicana, sino también por el mensaje profundamente emotivo que el actor Moisés Iván Mora compartió para despedir a su compañero de casi dos décadas.
Sus palabras, cargadas de dolor y de un afecto íntimo, dejaron al público preguntándose qué historias y
vínculos se ocultaban detrás de una relación profesional tan duradera y especial.

El fallecimiento de Eduardo Manzano, ocurrido el 4 de diciembre de 2025 a los 87 años, marcó una pérdida significativa para el mundo del entretenimiento en México.
Durante décadas, Manzano fue un referente indiscutible gracias a su talento innato y a su capacidad para imprimir un sello irrepetible en la comedia.
Con Los Polivoces, conquistó a millones con una sátira inteligente y un estilo irreverente que marcaría a generaciones enteras.
Años después, volvió a brillar ante el público joven mediante su entrañable interpretación de Don Arnoldo López Conejo en la exitosa serie “Una Familia de Diez”, personaje que rápidamente se incorporó al imaginario colectivo.
En medio del luto, el mensaje de Moisés Iván Mora adquirió un peso emocional inesperado.

A través de Instagram y TikTok, el actor publicó un video que dejó ver su conmoción frente a la pérdida, refiriéndose a Manzano con apodos afectuosos como “mi abuelo que come tamales” o “ruqueabuelo”, expresiones que revelan un vínculo que iba mucho más allá de lo laboral.
Mora recordó los 18 años de grabaciones, anécdotas y aprendizajes compartidos, evocando la complicidad que ambos forjaron frente y detrás de cámaras.
Las palabras de Mora, cargadas de nostalgia, conmovieron profundamente al público: “Solo me quedan los momentos lindos, tus canciones, tus bromas y tu camaradería.
Vuela alto, Lalo”. Más que un mensaje de despedida, su publicación se convirtió en un homenaje íntimo, en la confirmación de que Manzano había sido para él una figura clave, un maestro y una presencia cercana que dejó huella en su vida profesional y personal.

El actor también destacó la influencia que Manzano ejerció sobre su trayectoria. Cada día junto al veterano comediante era, según él, una clase magistral sobre técnica, disciplina y humanidad.
Manzano se distinguía no solo por su talento, sino también por su trato amable con el equipo, su ética de trabajo y su deseo constante de innovar sin perder la esencia del buen humor. Esta combinación única lo convirtió en una figura irreemplazable en los pasillos de la televisión mexicana.
El impacto cultural de Eduardo Manzano es innegable. Su personaje Don Arnoldo López Conejo dejó frases memorables como “Me da un hambre”, “Genial” o “Viene a mi memoria”, expresiones que trascendieron la pantalla para instalarse en la vida cotidiana de miles de espectadores.
Con su estilo sobrio, cálido y agudo, Manzano logró crear una figura que representaba a una generación entera y que seguirá presente en el corazón del público por muchos años más.
A pesar de su partida, la presencia de Manzano continuará viva en cada episodio de “Una Familia de Diez”, en los recuerdos de sus compañeros y en el cariño del público.

Moisés Iván Mora expresó el sentir colectivo al afirmar que Manzano no desaparece, sino que inicia un nuevo viaje donde la risa y la luz del escenario seguirán acompañándolo.
La muerte de Eduardo Manzano no solo cierra un capítulo fundamental de la comedia mexicana, sino que también recuerda la importancia del arte auténtico y de las relaciones humanas que nacen en medio de la creación.
Gracias al emotivo recuerdo de Moisés Iván Mora, la despedida del mítico “Polivoz” se vuelve aún más profunda, más humana y más imborrable para todos aquellos que crecieron con su legado.