La mañana del 2 de octubre de 2025, Kimberly Hilary Moya González salió de su casa con un propósito tan cotidiano que no pudo despertar sospechas en nadie.
Se dirigía a una papelería cercana para imprimir una tarea antes de regresar y continuar su camino al CCH Naucalpan. Para su familia, ese gesto habitual marcaba el inicio de un día más.
Pero ese instante, tan mundano y común, se convirtió en el punto de partida de una desaparición que hoy provoca debate, desconcierto y una larga lista de preguntas sin respuesta.
El último lugar donde fue vista es el mercado Filomeno Mata, en el barrio de San Rafael Chamapa, municipio de Naucalpan.

Como si una frontera invisible se hubiera levantado allí, todas las pistas se detienen en ese punto. Su teléfono, que funcionaba con normalidad, dejó de emitir señal tan solo unas horas después.
Desde entonces, el caso pasó del simple temor familiar a convertirse en un enigma que envuelve a toda la comunidad. Una joven de 16 años no desaparece sin dejar rastro, a menos que algo más haya intervenido.
Más de un mes después, el 4 de noviembre, se llevó a cabo una nueva jornada de búsqueda, aun cuando la familia ya se encontraba exhausta física y emocionalmente. El mercado Filomeno Mata volvió a ser el punto de partida.
Se colocaron carteles nuevos, se repartieron volantes, se entrevistó a comerciantes y vecinos. Tres grupos recorrieron calles, callejones y terrenos baldíos en San Rafael Chamapa.
Policías estatales, rescatistas de la Comisión Nacional de Búsqueda y agentes de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México participaron junto con familiares y habitantes locales. Sin embargo, ninguna de estas acciones logró revelar un indicio concluyente.
En medio de este esfuerzo incesante, destaca la figura de Eduardo, el novio de Kimberly. El cansancio se nota en su rostro, marcado por semanas sin dormir bien, pero su determinación permanece intacta.
Habla de ella con una mezcla de dolor y esperanza. La describe como una joven inteligente, bondadosa y de una pureza poco común.
Para él, amante del estudio, el deporte y el tejido, Kimberly es la persona más extraordinaria que ha conocido. Sus palabras reflejan no solo nostalgia, sino también la angustia de quien intenta aferrarse a una mínima posibilidad de encontrarla con vida.
Mientras tanto, la línea legal del caso también ha generado controversia. La Fiscalía mexiquense vinculó a dos personas como sospechosas dentro de la investigación, pero el avance hacia la localización de Kimberly sigue siendo limitado.
La madre de la menor, Berenice Jaqueline González, ha expresado su preocupación por los costosos abogados que representan a los implicados, temiendo que ello dificulte o desvíe el proceso judicial. Ella exige que no se descarte ninguna línea de investigación, por más pequeña que parezca.
Uno de los elementos que más discusión ha generado es la mención del grupo Espiritualismo Trinitario Mariano en la investigación.
Aunque no se ha ofrecido información detallada, la sola presencia del nombre de esta organización ha encendido especulaciones sobre la posible existencia de una estructura más compleja detrás de la desaparición. Hasta ahora, no hay conclusiones formales, pero la incertidumbre se intensifica.
San Rafael Chamapa es una zona con problemas de seguridad desde hace años. Su historial de violencia y actividad delictiva genera un ambiente de preocupación constante.
La desaparición de una adolescente en pleno día refuerza el temor de los habitantes, quienes ya no sienten que su comunidad sea un lugar seguro.
En los últimos días, las conversaciones en el mercado Filomeno Mata suelen comenzar con la misma pregunta: ¿se vio algo extraño la mañana del 2 de octubre. Pero la respuesta, casi siempre, es un silencio incómodo.

A pesar del tiempo transcurrido, la familia de Kimberly sigue esperando. Cada amanecer trae consigo la esperanza de que aparezca una pista, una llamada, un testimonio que permita acercarse a la verdad.
Los carteles desgastados por el sol, los volantes arrugados y la mirada perdida de los padres en medio de las búsquedas simbolizan un dolor que, lejos de disminuir, crece con cada día sin respuestas.
Hasta que los hechos salgan a la luz, la pregunta que atormenta a Naucalpan seguirá abierta. Qué ocurrió realmente con Kimberly Moya en esa mañana que parecía tan normal como cualquier otra.