Todo comenzó con una sesión de control al Gobierno donde la tensión era palpable desde el primer minuto.
El ambiente político en España está más caldeado que nunca, y la polémica sobre la Ley ELA ha puesto a prueba la paciencia de todos los presentes.
Elías Bendodo, del Partido Popular, abrió la ronda de preguntas con un discurso directo, señalando la falta de transparencia y la corrupción que, según él, rodea al entorno del presidente Sánchez.
Acusó al gobierno de estar acorralado por los escándalos y de tener medio Consejo de Ministros “a la fuga”.
Las palabras de Bendodo encendieron la sala y la vicepresidenta Montero no tardó en responder.
Defendió la labor del Ejecutivo y criticó el tono de superioridad moral del Partido Popular, insinuando que las críticas se deben a motivos personales y políticos.
Pero la verdadera protagonista de la jornada fue la diputada Ester Muñoz.
En el momento de su intervención, la expectación era máxima.
Ester Muñoz tomó la palabra y, con documentos en mano, puso contra las cuerdas a la vicepresidenta y al gobierno.
Se centró en la Ley ELA, aprobada en octubre, y en la falta de financiación para su implementación.
Recordó cómo, tras la aprobación de la ley, Pedro Sánchez invitó a los pacientes a Moncloa para hacerse una foto, pero el dinero nunca llegó.
La diputada denunció que, desde la entrada en vigor de la ley, más de 600 pacientes con ELA han fallecido esperando la ayuda prometida.
Las cifras estremecieron a todos los presentes y el silencio se apoderó del hemiciclo.
Muñoz insistió en que la Administración General del Estado tiene la obligación de financiar la ley, según la disposición adicional cuarta.
Preguntó directamente cuándo llegará el dinero y por qué el gobierno sigue retrasando una ayuda vital para los enfermos.
La respuesta de la vicepresidenta fue evasiva, desviando la responsabilidad a las comunidades autónomas y evitando concretar plazos o cantidades.
Este intercambio elevó la tensión al máximo y dejó en evidencia la falta de respuestas claras por parte del Ejecutivo.
Ester Muñoz no se detuvo ahí y volvió a la carga, acusando al gobierno de convertir en ordinario lo extraordinario, de no cumplir ni siquiera la Constitución y de dejar a los ciudadanos más vulnerables en la estacada.
Afirmó que el gobierno recauda miles de millones de euros al día pero no encuentra 230 millones para financiar la Ley ELA.
La diputada remató su intervención con una frase que resonó en todo el Congreso: “Nadie debería implorar por su vida”.
El golpe fue tan contundente que muchos interpretaron la reacción del gobierno como una auténtica huida hacia adelante.
La vicepresidenta intentó recuperar el control del debate, pero sus respuestas no convencieron ni a la oposición ni a buena parte de la opinión pública.
Aprovechó su turno para atacar a las comunidades autónomas gobernadas por el PP y puso en duda su compromiso con otras leyes sociales.
Sin embargo, la sensación general fue que el gobierno quedó desbordado ante la avalancha de datos y argumentos de Ester Muñoz.
La escena se volvió viral en redes sociales, donde miles de usuarios compartieron el vídeo del “descomunal repaso” de la diputada popular.
Muchos consideran que este fue el momento exacto en que el gobierno, y en particular Sánchez, fue acorralado y obligado a replegarse ante la presión de la oposición.
El debate sobre la Ley ELA y la financiación de las ayudas sigue abierto, pero lo que nadie duda es que la intervención de Ester Muñoz ha marcado un antes y un después en la lucha por los derechos de los pacientes.
La pregunta que queda en el aire es clara: ¿Responderá finalmente el gobierno a las demandas de los afectados o seguirá esquivando el tema?
La ciudadanía exige respuestas y acciones concretas, no más excusas ni promesas incumplidas.
Mientras tanto, el vídeo del enfrentamiento sigue sumando visitas y comentarios, alimentando la polémica y dejando claro que el Congreso puede convertirse, en cualquier momento, en el escenario de los momentos más impactantes de la política española.
¿Será este el punto de inflexión que obligue al Ejecutivo a actuar?
Solo el tiempo lo dirá, pero la presión mediática y social es cada vez mayor.
Lo que está claro es que, tras este descomunal repaso, nada volverá a ser igual en la batalla por la Ley ELA.