En un canal de YouTube, el paparazzi Pablo González, conocido como Pablo Calvo, ha hecho públicas unas declaraciones que han reactivado la polémica en torno a la familia de Rocío Carrasco.
El testimonio, que ya había circulado previamente pero que ahora vuelve a tomar fuerza, detalla episodios que evidencian una dinámica tensa y dolorosa entre Rocío, su pareja Fidel Albiac, y sus hijos David y Rocío Flores.
El punto álgido del relato gira en torno a un cumpleaños de David Flores, donde, según Pablo, Rocío expresó el deseo de asistir para estar con su hijo en un día tan especial.
Sin embargo, la respuesta de Fidel fue tajante y fría: “Al cumpleaños de tu hijo. Anda ya, ¿de qué? Nos quedamos aquí.”
Esta reacción no solo bloqueó cualquier acercamiento, sino que también minimizó el sufrimiento de Rocío, dejando entrever un control emocional que marcaría el tono de la relación.
Este episodio no fue un caso aislado, sino parte de un patrón que Pablo describe como una influencia constante y dominante de Fidel sobre Rocío.
arrow_forward_ios
Read more
00:00
00:01
01:31
Según el testimonio, Fidel habría moldeado las decisiones familiares de Rocío, llegando a aislarla emocionalmente de su entorno, incluyendo a sus propios hijos.
Esta forma de control, sutil pero efectiva, se ejercía a través de silencios, miradas y comentarios que, aunque aparentemente inocuos, tenían un efecto devastador.
El testimonio también pone en primer plano la experiencia de David Flores, un niño atrapado en una batalla pública y familiar que ha dejado huellas profundas en su desarrollo emocional.
La ausencia de su madre en momentos clave, como su cumpleaños o celebraciones familiares, no solo ha sido motivo de especulación, sino también de un dolor real y palpable que pocas veces se aborda en los medios.
Pablo Calvo describe cómo Rocío fue perdiendo poco a poco la capacidad de actuar por sí misma, influenciada por el miedo y la manipulación emocional.
Las frases repetidas por Fidel, como “No lo hagas, te hará daño” o “Es mejor que te respetes a ti misma y no les busques,” fueron calando en la mente de Rocío hasta convertirla en una persona aislada y resignada.
Uno de los momentos más simbólicos de este distanciamiento fue una Navidad en la que Rocío se quedó sola con Fidel, mientras sus hijos celebraban con la familia paterna.
La tristeza y el llanto de esa noche reflejan la soledad emocional que vivió, reforzada por la idea de que su “propia familia” era un refugio seguro, aunque fuera una jaula invisible.
El relato también aborda la gestión pública del conflicto.
Fidel, según Pablo, controlaba no solo las decisiones privadas, sino también la imagen de Rocío en los medios, utilizando cualquier crítica o rumor externo para justificar el aislamiento y reforzar la narrativa de protección frente a un mundo hostil.
Entre las escenas más desgarradoras está la carta que Rocío escribió a su hija, pero que nunca envió, porque temía que fuera malinterpretada o utilizada en su contra.
Esa carta, breve y emotiva, decía simplemente “Estoy aquí. Aunque no lo parezca, sigo aquí,” un mensaje que encapsula la lucha interna de una madre separada de sus hijos.
El testimonio revela que Rocío intentó en varias ocasiones romper el ciclo de aislamiento, especialmente cuando David enfermó, pero siempre encontró obstáculos y razones para no actuar, en gran parte inducidos por Fidel.
Esta dinámica fue creando una lógica interna en Rocío donde la inacción se justificaba como protección, paralizándola emocionalmente.
A pesar de todo, el relato muestra también un atisbo de esperanza durante la pandemia, cuando Rocío empezó a reconectar con algunas personas de su pasado y a cuestionar la realidad que la mantenía encerrada.
Sin embargo, cualquier avance era rápidamente frenado por nuevos episodios públicos que la volvían a sumergir en el silencio y la tristeza.
Una frase que resume el drama vivido es la que Pablo recuerda haber escuchado de Rocío: “Si me callo, me ahogo y si hablo, me golpean. Pero al menos hablando sé que sigo viva, aunque duela.”
Esta declaración refleja la complejidad de una mujer atrapada entre la necesidad de expresar su verdad y el costo emocional que ello implica.
El impacto de estas revelaciones no solo afecta a la familia, sino que también abre un debate más amplio sobre el poder de la manipulación emocional, el aislamiento selectivo y las consecuencias que tiene para las víctimas y sus seres queridos.
La historia de Rocío Carrasco y su entorno deja claro que detrás de los titulares y los escándalos hay personas reales con heridas profundas.
Finalmente, este testimonio invita a reflexionar sobre la importancia de escuchar todas las voces y entender que las historias familiares son mucho más complejas de lo que parecen en la superficie.
Porque, en ocasiones, el silencio y la distancia no son solo decisiones personales, sino el resultado de dinámicas dolorosas y difíciles de romper.
En definitiva, el video trágico de Fidel Albiac y el testimonio de Pablo Calvo ponen al descubierto una realidad que muchos prefieren ignorar: la guerra familiar no solo hiere a los adultos, sino que deja cicatrices imborrables en los hijos, y la verdad, por dolorosa que sea, merece ser escuchada.