Pero ahora, los rumores toman forma concreta: fuentes cercanas aseguran que Dilbert Aguilar habría amenazado directamente a uno de sus exvocalistas tras descubrir que mantenía una relación sentimental con Jhazmín Gutarra.
La noticia, que al principio parecía exagerada, ya ha comenzado a circular con fuerza en medios de espectáculos y redes sociales, y lo que se sabe hasta ahora es simplemente explosivo.
El exvocalista, cuya identidad aún se mantiene en reserva por motivos legales, habría empezado un vínculo con Gutarra poco después de su salida de la agrupación liderada por Aguilar.
Pero según allegados al círculo artístico limeño, esa salida no fue tan “amistosa” como se dijo en su momento.
De hecho, todo apunta a que la separación fue abrupta, forzada y plagada de tensiones no solo laborales, sino también personales.
Y aquí es donde el escándalo toma forma de novela.
Jhazmín Gutarra no es una figura cualquiera en la vida de Dilbert.
Fue su compañera de escena, su amiga cercana, incluso se les vinculó sentimentalmente en el pasado, aunque nunca hubo confirmación oficial.
Su sola presencia en la vida artística del cantante provocaba titulares, pero ahora, su cercanía con el exvocalista habría desatado una tormenta emocional de la que nadie saldrá ileso.
Según versiones extraoficiales, la reacción de Aguilar fue inmediata y explosiva.
Se dice que habría enviado mensajes subidos de tono, audios de voz con advertencias directas y hasta habría usado a terceros para hacerle llegar al exvocalista una advertencia nada sutil: “No te metas con lo que no es tuyo”.
Aunque el equipo legal de Aguilar ha negado rotundamente estas acusaciones, el silencio de los implicados y la creciente tensión en el ambiente artístico solo alimentan la teoría de una amenaza real.
Algunos insiders de la industria aseguran que Aguilar sintió la situación como una traición en todos los niveles: profesional, emocional y personal.
“No se trata solo de celos, se trata de orgullo.
Dilbert sintió que le quitaron algo que él consideraba suyo, aunque nunca lo admitiera en público”, comentó una fuente que trabajó de cerca con el cantante en giras anteriores.
Por su parte, Jhazmín Gutarra no ha dado declaraciones públicas.
Su perfil en redes ha permanecido en silencio desde que estalló la noticia, lo que solo ha generado más especulación.
¿Está intentando protegerse? ¿Evitar incendiar más el tema? ¿O realmente hay una verdad incómoda que prefiere no destapar?
Mientras tanto, el exvocalista afectado estaría considerando tomar acciones legales.
Asegura tener pruebas contundentes de los mensajes y audios enviados por Aguilar, aunque aún no ha hecho públicos dichos materiales.
Abogados consultados por medios locales afirman que si se confirman las amenazas, el cantante podría enfrentar consecuencias legales graves, incluyendo restricciones judiciales y daños a su imagen pública.
Este caso, lejos de ser una simple anécdota de farándula, se ha convertido en una ventana al lado oscuro del ambiente musical: donde los egos, las emociones y los vínculos no resueltos pueden explotar de forma inesperada.
Y en este triángulo peligroso, nadie está ganando.
Solo se acumulan heridas.
Mientras los fans de Aguilar se debaten entre el apoyo incondicional y la incredulidad, los medios ya se preparan para la siguiente bomba: la aparición de los audios.
Si salen a la luz, será imposible volver atrás.
Porque este no es solo un capítulo más en la vida del “Pequeño Gigante de la Cumbia”.
Es un episodio que puede marcar el principio del fin de su imagen impoluta.
El país está expectante.
¿Habrá disculpas públicas? ¿Se atreverá Gutarra a hablar? ¿O alguien filtrará las pruebas que cambiarán por completo el rumbo de esta historia? Una cosa es segura: el escándalo recién empieza.
Y lo que viene podría ser mucho peor.