El domingo 7 de septiembre de 2025, la final del US Open entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner acaparó todas las miradas.
Sin embargo, más allá del espectáculo en la pista, la atención se desvió hacia un tema mucho más polémico: la relación, o mejor dicho, la distancia, entre Carlos Alcaraz y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez.
No es la primera vez que Pedro Sánchez se convierte en blanco de críticas y hasta insultos en eventos deportivos, pero esta vez la situación tomó un giro inesperado.
Carlos Alcaraz, el joven prodigio del tenis español, no solo brilló con su talento, sino también con sus declaraciones que sembraron controversia.
Durante una entrevista previa a la final, se le preguntó sobre la presencia del expresidente estadounidense Donald Trump en el torneo, un hecho inusual que generó gran expectación.
Alcaraz, con su habitual elegancia, inicialmente esquivó la pregunta, señalando que era maravilloso que un presidente apoyara un torneo en su país.
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Sin embargo, no pudo ocultar cierto respeto e incluso admiración hacia Trump, admitiendo que intentaría no distraerse con su presencia para mantener la concentración en el partido.
Esta respuesta, aunque medida, encendió las alarmas en sectores de la izquierda española, donde la figura de Pedro Sánchez sigue siendo objeto de críticas feroces.
La reacción no se hizo esperar.
En redes sociales, figuras como Fonsi Loaiza expresaron su descontento con comentarios duros, mientras que otros usuarios más neutrales calificaron la respuesta de Alcaraz como “elegantísima”.
Sin embargo, muchos coincidieron en que, de haber sido preguntado por Pedro Sánchez, el tenista habría optado por el silencio o una respuesta evasiva, evidenciando la evidente falta de sintonía entre ambos.
Este distanciamiento no es nuevo.
Ya en julio de 2024, Alcaraz generó controversia al dar “me gusta” a una imagen viral donde Dani Carvajal parecía ignorar al presidente Sánchez, un gesto que encendió las redes y dividió opiniones.
Además, en Wimbledon, tras perder la final, Alcaraz agradeció el apoyo del rey Felipe VI, pero no mencionó a ningún miembro del gobierno, lo que fue interpretado como un claro mensaje de distancia política.
Mientras tanto, Pedro Sánchez parece estar en una situación cada vez más delicada.
Su popularidad ha caído en picado, y su imagen pública se ve afectada por escándalos y una gestión cuestionada.
Recientemente, se hicieron virales declaraciones que vinculan al expresidente Rodríguez Zapatero con supuestas reuniones relacionadas con narcotráfico y la situación en Venezuela, asuntos que complican aún más el panorama para el actual gobierno.
En este contexto, Sánchez ha intentado defenderse con acciones que algunos califican de desesperadas.
Se ha enfrentado a medios internacionales como el Financial Times y el New York Times, intentando controlar la narrativa sobre su persona y su gestión, pero sin mucho éxito.
Incluso su ausencia en cumbres internacionales ha sido motivo de especulación y críticas.
La situación política en España se refleja también en episodios de violencia y confrontación, como la pelea protagonizada por un concejal del PSOE en Valencia tras recibir insultos hacia Sánchez.
Estas imágenes, lejos de ayudar a calmar los ánimos, solo evidencian la polarización y el malestar social que atraviesa el país.
Volviendo al deporte, la figura de Carlos Alcaraz emerge como un símbolo de talento y juventud, pero también como un reflejo de las tensiones políticas actuales.
Su respeto hacia Trump, aunque sutil, contrasta con la ausencia de apoyo explícito hacia Sánchez, dejando claro que la política y el deporte, aunque deberían ser esferas separadas, están irremediablemente conectadas.
Este episodio en el US Open 2025 no solo pone en evidencia la brecha entre Alcaraz y el gobierno español, sino que también deja una pregunta abierta para el futuro: ¿Podrá el deporte mantenerse al margen de la política en un país tan polarizado?
¿O seguiremos viendo cómo figuras públicas como Alcaraz se convierten en protagonistas involuntarios de batallas políticas?
Mientras tanto, la final del US Open pasará a la historia no solo por el nivel tenístico, sino también por haber sido el escenario donde Carlos Alcaraz, con su talento y sus palabras, dejó en evidencia la fragilidad de la imagen de Pedro Sánchez y la compleja relación entre deporte y política en España.
En un mundo donde cada gesto se analiza y cada palabra se interpreta, esta historia es un claro ejemplo de que, a veces, el tenis puede decir más que mil discursos políticos.