La historia de Pochi Familia no es solo la de un hombre que puso a bailar a medio continente con frases pegajosas y ritmos tropicales. Es también la de un niño huérfano de padre que, vendiendo pantaloncillos por las calles de Santo Domingo, soñaba con hacer música. Es la de un joven que a los 13 años ya tenía un disco de oro en sus manos, y que más tarde fundaría la agrupación que revitalizó el merengue con frescura, humor y un toque de irreverencia: la Coco Band.
Pero detrás de los éxitos como La Faldita, El Domingo se hizo pa’ beber y Salsa con Coco, hubo tropiezos, divisiones y una herida que tardó décadas en cerrarse: la salida de Quinito Méndez en pleno apogeo del grupo. Pochi lo admite sin rodeos: no lo vio venir y lo vivió como una traición. “No me vengas con que fue crecimiento artístico. Fue una jugada por la espalda. Me enteré que había firmado con otra orquesta sin decirme una palabra.”
El camino no siempre fue fiesta. Hubo fracasos como el debut en Nueva York, donde fueron bajados de la tarima por un público que no los conocía; rupturas internas que obligaron a regrabar canciones para borrar voces; y golpes personales como la muerte de su hermano menor por cáncer, que lo sumió en depresión y lo alejó de los escenarios durante años.
Y aun así, Pochi volvió. En 2011 regresó con nuevos temas, en 2018 celebró los 30 años de la Coco Band y en 2022 se reencontró en tarima con Quinito, demostrando que la música puede más que el rencor, aunque la herida quede en la memoria. “Sin Quinito, la Coco siguió. Y sin la Coco, Quinito no sería Quinito. Esa es la verdad, aunque no a todos les guste oírla.”
Hoy, con más de tres décadas de trayectoria, Pochi Familia mantiene la esencia que lo hizo único: refrescar el alma con música tropical y no dejar que la historia de la Coco Band se cuente sin su voz.