Apenas Omar García Harfush reveló los resultados más recientes del operativo de seguridad en Michoacán, la opinión pública mexicana estalló en un torbellino de dudas, elogios y controversias.
No solo por las cifras colosales relacionadas con drogas, armas y delincuencia organizada, sino también por el momento político en que estas declaraciones irrumpen: la sorpresiva reaparición de AMLO y las maniobras estratégicas de la presidenta Claudia Sheinbaum.
La intersección entre seguridad, poder político y comunicación convierte el caso Michoacán en el eje del debate nacional, obligando a preguntar si se trata únicamente de un golpe contra el crimen o de un capítulo decisivo en la reconfiguración del poder en México.

El regreso del expresidente Andrés Manuel López Obrador a través de un video para presentar su libro Grandeza sacudió el panorama político.
Tras meses de silencio, sus palabras resuenan con una mezcla de prudencia y advertencia. AMLO reveló que había regresado varias veces a Ciudad de México sin ser reconocido y lanzó un mensaje directo: volverá públicamente si la democracia es amenazada o si la oposición intenta actos de hostigamiento o maniobras golpistas.
En un contexto de creciente tensión, esta declaración fue percibida como un recordatorio de que su influencia se mantiene intacta.
Grandeza, que llegará a las librerías la próxima semana, profundiza en la historia de México con especial énfasis en las civilizaciones originarias como los olmecas, mayas y mexicas.

AMLO cuestiona la narrativa escolar tradicional que presenta a los españoles como “civilizadores”, subrayando que México ya poseía una riqueza cultural y moral antes de la Conquista.
El libro no solo revisa la historia, sino que reafirma la visión política del denominado “humanismo mexicano” que define la actual transición nacional.
Paralelamente, la presidenta Claudia Sheinbaum celebró la reaparición de su antecesor, reiterando que ambos forman parte de “un solo movimiento” con una misma visión de país.
En vísperas de su discurso masivo en el Zócalo, donde presentará los logros de los siete años de la Cuarta Transformación, Sheinbaum se prepara para una de las mayores demostraciones de fuerza ciudadana.
Entre los datos más destacados que presentará figura el rescate de más de 13.4 millones de personas de la pobreza.

No obstante, la presidenta enfrenta una ofensiva constante por parte de la oposición. Uno de los ataques más recurrentes apunta a su esquema de seguridad, que ahora incluye personal militar vestido de civil, incluidos elementos femeninos.
Voces como la de Javier Lozano han emprendido campañas de descalificación, llegando incluso a insultar a sus simpatizantes.
Para muchos analistas, sin embargo, el aumento de medidas de protección es una respuesta lógica ante el clima de polarización y los incidentes recientes protagonizados por grupos de choque organizados.
En este escenario convulso, Omar García Harfush se ha consolidado como la figura central del combate al crimen.

Bajo su coordinación, el operativo en Michoacán ha logrado detener a 932 presuntos delincuentes, asegurar casi 23 toneladas de droga, confiscar 924 armas y desmantelar 17 laboratorios de metanfetamina.
Las magnitudes del operativo ocuparon titulares durante días, y varios expertos coinciden en que se trata de una de las acciones más contundentes emprendidas en años por las fuerzas de seguridad mexicanas.
Harfush también rechazó de manera categórica las acusaciones del periodista Carlos Loret de Mola sobre presunto financiamiento del crimen organizado al certamen Miss Universe.
Además, reafirmó su relación institucional con el exfiscal Alejandro Gertz Manero y expresó su disposición a fortalecer la coordinación con Ernestina Godoy. Sin embargo, el relevo en la Fiscalía provocó reacciones virulentas en la oposición.
Alejandro Moreno, líder del PRI, denunció que la llegada de Godoy es una “barrida política” diseñada para proteger a figuras de Morena, mientras que en el oficialismo se sostiene que esta transición permitirá avanzar en investigaciones contra personajes como Jorge Romero y el llamado Cártel Inmobiliario.

La oposición PRIAN ha sido cuestionada por invertir alrededor de 90 millones de pesos en campañas para disminuir la aprobación de Sheinbaum, además de protagonizar episodios de confrontación social.
Uno de los más polémicos involucra a Alito Moreno, acusado de financiar grupos porriles que intentaron generar disturbios durante la marcha del 15 de noviembre, ofreciendo pagos de hasta 10,000 pesos por actos de vandalismo.
Este tipo de estrategias ha reforzado la percepción de que, ante la debilidad electoral, la oposición recurre a métodos extremos para recuperar terreno.
Mientras México afronta estas tensiones internas, Centroamérica agrega un matiz internacional complejo.
En Honduras, la candidata progresista Risy Moncada encabeza las encuestas, mientras que la derecha ha recurrido de manera insólita a solicitar públicamente el apoyo de Donald Trump para su contendiente Nasri Asfura.

Todo ello ocurre justo cuando Trump concedió clemencia a Juan Orlando Hernández, expresidente hondureño condenado en EE.UU. a 45 años por narcotráfico, una decisión que sorprendió a la región.
A estas controversias se suman debates sobre el manejo del agua, propuestas de reinstaurar la pena de muerte, la reforma al Servicio Militar Nacional que reducirá drásticamente las sesiones de entrenamiento y, desde Venezuela, la noticia del hallazgo de un búnker subterráneo de cinco niveles presuntamente construido para proteger a Nicolás Maduro ante eventuales ataques.
Todos estos elementos revelan que la operación en Michoacán no es un episodio aislado. Es una prueba decisiva para la nueva estructura de poder en México, donde cada acción en materia de seguridad tiene repercusiones políticas inmediatas.
La reaparición de AMLO, la consolidación del liderazgo de Sheinbaum y la estrategia firme de Harfush apuntan hacia una etapa marcada por la disciplina, la confrontación directa con el crimen organizado y la defensa del proyecto transformador.
Lo único claro es que Michoacán ha dejado de ser un simple escenario del combate al narcotráfico para convertirse en el termómetro de la estabilidad nacional y el espejo donde se reflejan todas las tensiones políticas del país.