La polémica ha estallado en el ámbito de la televisión pública española.
Belén Esteban, uno de los rostros más reconocibles del entretenimiento en España, ha sido “rescatada” por Televisión Española (TVE) para convertirse en la estrella de su nuevo programa “Top Chef Dulces y Famosos”.
Este fichaje ha levantado numerosas críticas, especialmente por el uso de dinero público para financiar el regreso de una figura que ha estado asociada a la televisión del griterío y el sensacionalismo.
La noticia fue adelantada por la periodista Marina Snal, quien reveló que el contrato de Belén Esteban con la cadena pública le aseguraría un salario de entre 20.000 y 25.000 euros por programa.

Esta cifra ha causado indignación entre los ciudadanos, especialmente en un momento en que TVE está recortando en otros aspectos, como corresponsalías y producción de contenidos culturales.
El movimiento de la cadena no parece ser casual.
TVE busca desesperadamente aumentar sus audiencias y generar titulares virales, y ha encontrado en Belén Esteban el reclamo perfecto para monopolizar las redes sociales y las tertulias televisivas.
Sin embargo, detrás de la fachada de un programa de entretenimiento familiar se esconde una operación de blanqueo mediático que muchos consideran inaceptable.
Los mismos personajes que han contribuido a la descredibilidad de la televisión comercial ahora son reabsorbidos y presentados de nuevo en la cadena pública.

Mientras tanto, la corporación destina más de 300.000 euros de fondos públicos a un concurso de repostería, lo que ha suscitado preguntas sobre la verdadera misión de una televisión pública.
Este fichaje no es un caso aislado; es un síntoma de una tendencia alarmante.
Carlota Corredera, Laura Fá, Rocío Carrasco y ahora Belén Esteban son parte de un mismo eje que TVE ha reabsorbido bajo la excusa de renovar su entretenimiento.
Detrás de la imagen de humor y dulces, se asoma la mano de quienes durante años han manejado “Sálvame” y su universo mediático.
Este regreso se produce bajo la presidencia de José Pablo López, quien ya había impulsado el fallido proyecto de “La Familia de la Tele”, lo que sugiere que el círculo se cierra en torno a viejas prácticas.

La justificación de TVE para estas decisiones es que son apuestas por el entretenimiento de calidad.
Pero, ¿realmente es servicio público financiar con fondos de los contribuyentes la resurrección de viejas estrellas de la telebasura?
Mientras tanto, muchos proyectos culturales, educativos y regionales se quedan sin presupuesto, mientras se pagan sueldos exorbitantes a personalidades como Belén Esteban.
El fichaje de la colaboradora no es una anécdota; es un claro ejemplo del clientelismo que corroe a Radio Televisión Española.
Amiguismo, gasto desproporcionado y una alarmante falta de coherencia con la misión pública son solo algunas de las críticas que se han alzado.

Belén Esteban no necesitaba ser “rescatada”.
Lo que realmente necesita la televisión pública es una revisión profunda de sus prioridades y un retorno a sus principios fundamentales.
Confundir audiencia con prestigio es un error que podría costarle caro a TVE, que, al parecer, ha decidido volver a gastar el dinero de todos para traer de vuelta una televisión que muchos creían superada.
¿Es este el tipo de contenido que los españoles quieren ver en su televisión pública?

Las opiniones están divididas, y la indignación crece entre aquellos que ven en este fichaje un despilfarro inaceptable.
¿Qué piensas tú sobre esta situación?
No dudes en comentar, dar like y suscribirte activando la campanita para más actualizaciones sobre este y otros temas de actualidad.
La controversia sobre el regreso de Belén Esteban a TVE es solo un capítulo más en la compleja historia de la televisión en España, y el debate sobre el uso de dinero público en el entretenimiento está lejos de terminar.