La situación en la casa real española se ha vuelto más tensa que nunca tras la publicación de las memorias del rey emérito Juan Carlos I.
La periodista Sonsoles Ónega, conocida por su cercanía a la reina Letizia, no ha podido contener su indignación y ha criticado abiertamente las declaraciones de Juan Carlos en sus memorias.
En ellas, el emérito parece desvelar aspectos de su relación con Letizia que muchos consideran humillantes para la actual reina consorte.
Desde su publicación, las memorias han sido objeto de debate en los medios, y Sonsoles ha sido una de las voces más contundentes en cuestionar la necesidad de revelar ciertos detalles.

Según ella, el contenido de las memorias no solo es un desacierto, sino que también parece estar motivado por un deseo de desprestigiar a Letizia.
La periodista se pregunta si realmente era necesario desvelar aspectos tan íntimos de la relación familiar, especialmente cuando el emérito se refiere a Letizia con un tono distante y formal, llamándola “usted”.
Las memorias de Juan Carlos han sido recibidas con críticas, especialmente porque, en un claro signo de desdén, apenas dedica ocho páginas a Letizia, quien es la madre de sus nietas.
En sus relatos, el emérito menciona que intentó acercarse a ella, pero que nunca recibió respuesta.
Este relato ha hecho que muchos se cuestionen la dinámica familiar y la aparente falta de conexión entre Letizia y los miembros de la familia real.
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Además, Juan Carlos ha mencionado cómo Letizia ha interferido en su relación con sus nietas, Leonor y Sofía, lo que ha suscitado aún más polémica.
Según él, le entristece no poder establecer una relación más cercana con ellas, algo que considera esencial para transmitirles la historia y los valores de la familia.
Esta revelación ha alimentado los rumores sobre la mala relación que Letizia mantiene con la familia del rey emérito.
Sonsoles ha señalado que, aunque el emérito puede haber cometido errores, lo que realmente molesta es la forma en que se ha tratado a Letizia en el contexto de estas memorias.
La periodista argumenta que, en lugar de enfocarse en los problemas de la familia, la prensa parece más interesada en proteger la imagen de Letizia a toda costa, lo que revela una dinámica complicada dentro de la cobertura mediática de la familia real.

El escándalo no se detiene ahí.
Según informes recientes, Juan Carlos I ha decidido no asistir a un almuerzo familiar organizado por Felipe VI en el Palacio del Pardo, lo que ha sido interpretado como un acto de rebeldía ante el trato que ha recibido en los últimos años.
Esta decisión ha añadido más leña al fuego en un momento ya de por sí delicado para la monarquía.
La negativa del emérito a participar en este evento conmemorativo refleja su descontento y la sensación de haber sido desplazado.
Desde su exilio en Abu Dhabi, Juan Carlos ha mantenido una relación tensa con su familia, y su ausencia en el almuerzo simboliza el distanciamiento entre él y su hijo, Felipe VI.

Las tensiones entre padre e hijo han aumentado tras las críticas de Juan Carlos a varios miembros de la familia real, incluida Letizia.
Estas declaraciones han generado un profundo malestar en Zarzuela, donde se perciben como una falta de lealtad institucional.
Esto ha llevado a que se reduzca el papel del emérito en los actos oficiales, lo que a su vez ha intensificado su sentimiento de desprecio.
Por otro lado, la situación ha llevado a las infantas Elena y Cristina a optar por el silencio, manteniéndose en una posición diplomática mientras navegan por las aguas turbulentas de la familia real.
Aunque son conscientes de la tensión entre su padre y su hermano, han decidido no tomar partido públicamente, buscando preservar la paz familiar en medio de un torbellino de declaraciones y conflictos.

La relación entre Felipe VI y su padre sigue marcada por la frialdad.
Mientras el rey busca modernizar la imagen de la monarquía y distanciarse de los escándalos del pasado, Juan Carlos parece aferrarse a un legado que siente que ha sido silenciado.
En este contexto, Letizia se ha convertido en una figura central, ya que su papel como reina consorte y madre de las futuras generaciones de la monarquía española la coloca en el centro de la controversia.
La situación actual en la casa real es un reflejo de las complejidades de las relaciones familiares, donde los silencios y las palabras no dichas pesan tanto como las declaraciones públicas.
La ausencia de Juan Carlos en el almuerzo familiar es un recordatorio de que, a pesar de los intentos de proyectar una imagen de unidad, las divisiones dentro de la familia real son evidentes.

En conclusión, el escándalo desatado por las memorias de Juan Carlos I ha puesto de manifiesto las tensiones que existen dentro de la familia real española.
La defensa de Sonsoles Ónega hacia Letizia y las críticas hacia el emérito revelan una lucha más amplia por el control de la narrativa en torno a la monarquía.
Mientras tanto, las infantas intentan mantener un equilibrio en medio de la tormenta, buscando preservar lo que queda de unidad familiar en un contexto cada vez más complicado.
La pregunta que queda es: ¿podrá la familia real superar estas divisiones o están destinadas a profundizar aún más en su crisis?