El último programa de Viernes ha vuelto a poner sobre la mesa un asunto que parece no tener fin: la complicada y tensa relación entre Gloria Camila, Rocío Carrasco y, en el centro de todo, Fidel Albiac.
Gloria Camila ofreció una entrevista en la que no reveló nada realmente nuevo sobre la inexistente relación con su hermana Rocío Carrasco, pero sí reforzó la idea de que la distancia entre ellas es insalvable.
Lo más llamativo no fue solo la confirmación de la ruptura familiar, sino el modo en que salió a relucir el nombre de Fidel Albiac, una figura que parece proyectar una sombra alargada sobre toda la familia.
Desde hace tiempo, el nombre de Fidel se ha convertido en un tabú mediático.

Cada vez que se intenta profundizar en su papel o en episodios controvertidos asociados a él, el tema se desvanece misteriosamente.
En la entrevista, Gloria Camila evitó entrar en detalles sobre Fidel, pero no pudo evitar lanzar una frase que resulta reveladora: comparó su carácter con el de su madre, Rocío Jurado, y sugirió que, pese a la fortaleza de esta última, Ortega Cano la tenía sometida.
Esto, implícitamente, abre la puerta a cuestionar la imagen pública de Fidel.
Terelu Campos, por su parte, volvió a mostrar su habitual ambigüedad.
Cuando se le preguntó sobre el tema, intentó desviar la atención hacia otros asuntos, como Antonio David Flores y Olga Moreno, en una maniobra que dejó claro que no quería que el foco se mantuviera sobre Fidel.

Esta actitud ha generado críticas y sospechas, pues muchos ven en ella una protección velada hacia Fidel, evitando que salgan a la luz detalles comprometidos.
Lidia Lozano, otra colaboradora con conocimiento profundo del caso, reconoció abiertamente que en el entorno mediático existe miedo a hablar de Fidel por temor a demandas legales, lo que alimenta aún más la sensación de que hay secretos muy graves que nadie quiere revelar.
Uno de los episodios más polémicos que ha salido a la luz es la referencia que hizo Fidel a Gloria Camila y José Fernando como “los inmigrantes”, un insulto que fue recordado por Antonio Rossi y que causó gran revuelo en su momento.
Cada vez que el tema de Fidel se acerca a la superficie, parece que se activa un mecanismo para desviar la atención y protegerlo, lo que solo aumenta la intriga y la controversia.
El enfrentamiento entre Rocío Carrasco y Terelu Campos también está en un punto crítico.

Aunque antes existía una apariencia de alianza mediática, ahora parece que la relación está rota definitivamente.
Terelu reconoció en público que no mantiene contacto con Rocío Carrasco, y que incluso tras el estreno de su obra de teatro, Rocío no asistió, lo que simboliza la distancia real entre ellas.
Además, Gloria Camila anunció que emprenderá acciones legales contra Gema Aldón tras acusaciones graves relacionadas con la salud mental de su madre Ana María Aldón, otro capítulo que añade tensión al ya complicado entramado familiar.
Las redes sociales se han convertido en un campo de batalla donde seguidores de las distintas partes lanzan ataques y defensas encarnizadas, muchas veces cruzando líneas que rozan la intolerancia y el fanatismo.
La polarización es tal que incluso se han escuchado discursos discriminatorios sobre la condición de hija biológica o adoptada, algo que debería estar fuera de lugar en un debate público.

El caso de Fidel Albiac sigue siendo el gran enigma.
Su perfil público no se corresponde con las sombras que se proyectan desde quienes conocen detalles internos.
El silencio que rodea a Fidel, la protección que recibe y la reticencia de figuras como Terelu a hablar abiertamente, alimentan la sospecha de que hay mucho más de lo que se ha contado.
Mientras tanto, la familia sigue fragmentada, con heridas abiertas y un drama que se prolonga sin visos de solución.

Este entramado de relaciones rotas, secretos velados y enfrentamientos públicos es un reflejo de cómo las dinámicas familiares pueden convertirse en un espectáculo mediático doloroso y complejo.
La historia no solo afecta a quienes la protagonizan, sino también a un público que sigue con atención cada revelación, cada silencio y cada gesto.
Queda claro que, detrás de las sonrisas y las apariciones públicas, hay mucho que no se dice y que probablemente nunca se diga.
Terelu Campos, con su actitud ambivalente, parece jugar un papel crucial en mantener esa línea de sombra que protege a Fidel, mientras que Gloria Camila y otros familiares luchan por romper ese silencio.

El drama familiar que comenzó con la docuserie de Rocío Carrasco continúa evolucionando, dejando a todos con la sensación de que aún queda mucho por descubrir.
¿Será algún día posible que se abran las puertas a la verdad completa o seguirá siendo un misterio protegido por pactos de silencio y estrategias mediáticas?
Por ahora, solo queda esperar y observar cómo se desarrollan los próximos capítulos de esta historia que mezcla dolor, poder, lealtades y traiciones.
El público, atento y dividido, seguirá buscando respuestas en cada palabra y en cada gesto de estos protagonistas atrapados en una red de secretos y rencores.