El lunes 6 de octubre de 2025, la polémica en torno a María Patiño y Antonio David Flores sigue dando de qué hablar.
Lo que comenzó como un error —la difusión de un bulo en el que se acusaba falsamente a Antonio David— se ha convertido en un escándalo de proporciones épicas para la presentadora.
María Patiño se tragó sin filtro una noticia falsa que aseguraba que Antonio David había hecho unas declaraciones polémicas sobre el padre de su hijo, cuando en realidad ni siquiera había realizado un directo ese fin de semana.
A pesar de que la falsedad fue demostrada, Patiño no rectificó públicamente, sino que optó por insinuar que el propio Antonio David estaba detrás de la difusión del bulo.
Esta actitud ha despertado críticas feroces en redes sociales y medios digitales, donde se le acusa de falta de rigor periodístico y de alimentar teorías conspirativas sin fundamento.
La imagen de María Patiño, lejos de mejorar, se ha visto deteriorada aún más con la publicación de un artículo demoledor en PR Noticias titulado “La conjura de la necia”.
El artículo no escatima en críticas y recurre incluso a la filosofía para ilustrar la incompatibilidad entre la libertad de expresión y la dignidad humana cuando se ejerce sin responsabilidad.
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Se señala que Patiño acumula un historial preocupante de errores graves, desde la difusión de bulos hasta acusaciones infundadas contra terceros.
Uno de los episodios más lamentables fue cuando acusó a una Guardia Civil de un supuesto delito grave sin pruebas, mostrando una falta de conocimiento básico del código penal y una irresponsabilidad alarmante para alguien que se presenta como periodista.
Pero la polémica no termina ahí.
En redes sociales circulan imágenes y grabaciones que muestran a María Patiño contradiciéndose.
En una conversación privada con Lidia Lozano, la presentadora admite que Antonio David no maneja la prensa ni es el titiritero de las noticias falsas, contradiciendo lo que sostiene ahora públicamente.
Este cambio radical en su discurso ha sido interpretado por muchos como un “cambio de chaqueta” oportunista, motivado más por intereses personales que por una búsqueda sincera de la verdad.
Los expertos en comunicación y psicología apuntan a una disonancia cognitiva que impide a Patiño aceptar sus errores y asumir responsabilidades.
Además, la presentadora publicó un mensaje ambiguo en redes sociales que dice: “Hay que ser humilde e inteligente para aceptar que te has equivocado.”
Sin embargo, sus seguidores interpretaron que no hay una verdadera intención de rectificación, sino más bien un intento de salvar la cara sin reconocer el daño causado.
Los comentarios en sus publicaciones no se hicieron esperar: usuarios le reprochan la falta de humildad, la ausencia de disculpas y la incapacidad para asumir sus fallos.
Este rechazo masivo ha evidenciado que la credibilidad de María Patiño está en caída libre.
El artículo de PR Noticias también analiza el impacto personal y profesional de esta crisis para Patiño.
Se menciona que la periodista ha reconocido en entrevistas recientes que su dedicación al trabajo ha afectado sus relaciones personales y que se siente atrapada en un conflicto interno que se refleja en su comportamiento errático.
De hecho, Patiño confesó sentirse atraída por el “comportamiento desordenado” y expresó su deseo de conducir un programa “muy golfo”, lo que algunos interpretan como una señal de que prefiere el sensacionalismo y el drama a la objetividad informativa.
Mientras tanto, la prensa y el público siguen expectantes ante la posibilidad de que María Patiño haga una declaración oficial o pida perdón públicamente.
Hasta ahora, ha rechazado varias ofertas para dar entrevistas exclusivas, lo que alimenta la percepción de que no está dispuesta a enfrentar las consecuencias de sus errores.
Este caso también pone sobre la mesa una reflexión más amplia sobre la ética periodística y la responsabilidad de los comunicadores en la era digital, donde la rapidez para difundir información debe ir acompañada de rigor y verificación.
En definitiva, María Patiño se encuentra en el centro de una tormenta que pone en jaque su carrera y su reputación.
La filtración de la grabación, el artículo demoledor y la reacción de la audiencia forman un cóctel explosivo que podría marcar un antes y un después en su trayectoria.
¿Será capaz de María Patiño de reconocer sus errores y recuperar la confianza perdida?
¿O seguirá atrapada en un ciclo de contradicciones y polémicas que solo la alejan más de la credibilidad que un periodista debe tener?
Lo que está claro es que, por ahora, la presentadora parece más interesada en mantener su postura que en buscar la verdad.
Y como dice el refrán, “quien mucho abarca, poco aprieta.”
En este caso, eso le está pasando factura.
Seguiremos atentos a los próximos capítulos de esta historia que, sin duda, aún tiene mucho drama y sorpresas por delante.