Javier Manrique fue Jacinto Durante, representante; fue Lorenzo en Cámera Café; fue uno de los habituales clientes de Farmacia de Guardia; o se convirtió en Chachi en la mítica A las once en casa donde permaneció desde el capítulo uno hasta el 65. Javier Manrique ha fallecido a los 56 años, según ha informado la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España en sus redes sociales.
Manrique fue uno de los secundarios por excelencia. Uno de esos actores que aparecían en pantalla y todos los espectadores reconocían inmediatamente, aunque sus papeles protagonistas fueran pocos. Participó en películas como Mi gran noche, Todo es mentira, El día de la bestia,Así en el cielo como en la tierra, Las brujas de Zugarramurdi o Más que amor, frenesí.
Nacido en 1968 en Lima (Perú), trabajó como actor en cine, televisión y teatro desde que tenía 20 años, y desde hace más de una década también tenía una agencia de representación de actores, Manrique Management.
Sus primeros pasos comenzaron en la pequeña pantalla de la mano de Antonio Mercero y una leyenda de la televisión, Farmacia de Guardia. Fueron apariciones esporádicas, pero Mercero le dio su primera oportunidad de la que luego llegarían muchas más.
Años después aparecería en varios capítulos de Camera Café, interprentando a Lorenzo, en A las once en casa, con el mítico Chachi, y en algún capítulo de Turno de oficio: diez años después. Probablemente, fuese su papel en A las once en casa el más recordado por los espectadores, pues Manrique creó un personaje con entidad propia que llegó a competir incluso con los papeles protagonistas que interepretaban Antonio Resines y Ana Obregón.
Fue en el año 2000 cuando le llegó su primer papel protagonista, Jacinto Durante, representante, de Antonio del Real, en la que hacía el papel de un mánager artístico que representaba a artistas anónimos y con escasas capacidades.
Su último trabajo ante las cámaras fue el cortometraje El camino de la totalidad (2018), que cerró una carrera marcada por la combinación de humor y cercanía en cada papel.
Era un actor que encajaba perfectamente en papeles histriónicos, cómicos y a la vez dramáticos, a los que Javier Manrique siempre les daba un toque personal que le llevaron a ser un secundario perfecto y muy querido por los espectadores.
Debutó en el cine con apenas 26 años en Todo es mentira (1994), dirigida por Álvaro Fernández Armero, pero sus papeles más reconocidos le llegarían de la mano de otro director. Consciente Álex de la Iglesia de esa capacidad, contó con él en muchas de sus producciones, siendo un secundario de lujo en películas como Mi gran noche, El día de la bestia o Las brujas de Zugarramurdi.
“Un actor inmenso y un ser humano especial, como lo son los grandes: Una estrella”, ha recordado con especial cariño la dramaturga Aitana Galán, una de las amigas del actor.