Eliseo Robles Jr., hijo del legendario Eliseo Robles, desde hace mucho tiempo es considerado heredero de un inmenso legado musical.
Pero si su padre fue admirado por el público por su imagen intachable junto a Ramón Ayala y Los Bárbaros del Norte, el camino del hijo ha estado plagado de obstáculos, pruebas y, sobre todo, controversias.
Nacido en medio de los reflectores, creció en un ambiente donde la música y los aplausos eran parte de la vida cotidiana. Desde el inicio, su carrera cargó con la palabra “herencia”, motivo de orgullo, pero también un peso difícil de sobrellevar.
Los primeros años de La Leyenda no fueron fáciles. Junto a sus compañeros de grupo, Robles Jr. recorrió ferias y salones rurales, lugares donde muchas veces había más sillas vacías que espectadores.

Con esfuerzo y persistencia, el grupo comenzó a abrirse camino gracias a canciones cargadas de romanticismo y energía.
Su primer álbum, Necesito un amor (2003), marcó el comienzo profesional, seguido de Algo en ti (2005) y La única estrella (2006), con los cuales su nombre empezó a sonar más allá de Monterrey, llegando a estados vecinos e incluso a las comunidades mexicanas en Estados Unidos.
El periodo 2009–2012 se convirtió en la etapa dorada. El álbum Conquistándote (2009) trajo consigo el éxito “Voy a cambiar”, que se volvió himno de quienes buscaban desquitarse de una traición amorosa.
Tres años más tarde, 777 consolidó a La Leyenda entre los grandes grupos del género. Éxitos como “Me haces falta” y “El corazón y yo” resonaban en presentaciones multitudinarias en Houston, Dallas y Chicago.

Aunque algunos dudaron de los supuestos discos de oro en iTunes, nadie pudo negar la popularidad del grupo.
Detrás de la fama, sin embargo, existía una presión descomunal. Eliseo Robles Jr. se transformó en la cara visible de todo lo que pasaba con La Leyenda.
Las giras interminables, las entrevistas incesantes y los rumores sobre su vida personal fueron desgastando su imagen. Y en 2014, una serie de episodios estuvo a punto de derrumbarlo.
El 24 de enero de ese año, sufrió un grave accidente automovilístico en Guadalupe, cuando su Mustang deportivo volcó.
Escapó de la muerte por milagro y lo describió como “una cachetada de la vida”, un recordatorio de que la fama no hace inmortal a nadie.

En diciembre, apenas unos meses después, un video íntimo con la presentadora Vivian Cepeda se filtró en redes sociales y se viralizó en cuestión de horas.
El escándalo sacudió la industria del entretenimiento regional. Mientras Cepeda negó ser la responsable de la filtración, Robles Jr. reconoció el golpe demoledor: “sentí como si alguien hubiera muerto”, confesó, refiriéndose a la pérdida de su privacidad.
Las consecuencias fueron profundas. Las entrevistas dejaron de hablar de música para girar en torno al “video prohibido”.
Su matrimonio estuvo al borde de la ruptura, aunque él insistía públicamente en demostrar apoyo a su esposa. En redes, comenzaron a perseguirlo apodos y burlas ligadas al escándalo. Y pese a todo, La Leyenda mantuvo el respaldo de su público.

En 2020, en plena pandemia, otra grabación privada salió a la luz, esta vez con una mujer no identificada. A diferencia de la ocasión anterior, Robles Jr. optó por el silencio.
La estrategia resultó más eficaz: la tormenta mediática se apagó sola al cabo de unas semanas. No obstante, quedó la duda persistente: ¿seguía siendo un cantante o se había convertido en un personaje de la cultura popular condenado a ser observado a través de sus escándalos?
En 2024, su cuenta oficial de Instagram con más de 200.000 seguidores fue hackeada y desapareció. Tuvo que empezar de cero, experimentando la dureza del mundo digital, donde la reputación puede desmoronarse en segundos.
Lo más llamativo es que nunca se asumió como víctima. Admitió sus errores, pero también defendió que los escándalos contribuyeron a prolongar su permanencia en la memoria colectiva.
En lugar de rechazarlos, aprendió a bromear sobre ellos, a convertirlos en parte de su identidad pública. “He sobrevivido a dos temporadas completas del chaca chaca, y mi carrera sigue en pie”, declaró en tono irónico.

Hoy, con 39 años, Eliseo Robles Jr. continúa sobre los escenarios, cantando los éxitos que aún levantan coros multitudinarios.
Ya no pretende huir de su pasado, porque entiende que tanto los capítulos luminosos como los oscuros construyeron la imagen de un artista que se niega a caer. La pregunta que queda abierta es inevitable: ¿fueron los escándalos los que dañaron su trayectoria o, paradójicamente, lo hicieron inmortal en la memoria de su público?