El mundo del espectáculo latino nunca había vivido un impacto tan estremecedor. Dos artistas jóvenes colombianos, Byron Sánchez – conocido artísticamente como Viking (31 años), y Jorge Luis Herrera – Regio Clown (35 años), fueron hallados sin vida en el Estado de México.
Lo que más conmocionó a la opinión pública no fue solo la forma en que fueron asesinados – sus cuerpos arrojados dentro de bolsas de basura – sino el mensaje macabro atribuido al cartel La Familia Michoacana: “Somos de la Familia Michoacana. Venimos a limpiar la plaza”.
La historia se vuelve aún más inquietante al recordar lo que ocurrió antes. Viking y Regio Clown eran amigos de la adolescencia, unidos por el sueño de la música.
Habían viajado a México con el propósito de presentarse en un show que sería el inicio de una minigira por Chile y Panamá. Viking, lleno de entusiasmo, aceptó la invitación de Regio Clown para cantar junto a él en el escenario, con la esperanza de impulsar su carrera internacional.

Pero ese sueño se convirtió rápidamente en pesadilla. El 16 de septiembre de 2025, ambos salieron de un gimnasio en Polanco con la intención de reunirse con unos empresarios.
Nunca regresaron. Un día después, sus cuerpos aparecieron en Cocotitlán, una zona considerada como bastión de La Familia Michoacana.
El asesinato de estos dos artistas desató una ola de preguntas perturbadoras. ¿Fueron víctimas circunstanciales de una guerra entre cárteles, o existía una razón más personal detrás?
Entre las hipótesis se habla de un ajuste de cuentas; de la posibilidad de que hubieran sido vinculados, aunque injustamente, con un grupo rival; o de que estuvieran relacionados con el lavado de dinero a través de la música, ya que los conciertos son una vía común para legitimar grandes sumas en efectivo.

Otras teorías sostienen que se negaron a pagar extorsiones al cartel, o incluso que un conflicto personal desencadenó la tragedia.
Un ángulo que generó gran polémica fue la vida privada de Viking. Él había mantenido una relación turbulenta con la DJ Marcela Reyes, figura reconocida en la escena colombiana.
La tensión llegó al punto de que Viking presentó una denuncia formal contra ella. Aunque Marcela negó cualquier implicación, el tema alimentó aún más las especulaciones, sobre todo porque en el mundo del crimen organizado las disputas sentimentales han sido en ocasiones el detonante de actos violentos.
La Familia Michoacana, responsable del crimen según los primeros indicios, es uno de los grupos delictivos más temidos de México. Considerada la tercera organización criminal más poderosa del país, controla actividades clave como:
Producción y tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
Robo de combustible en ductos de Pemex.
Influencia política, financiando campañas locales y eliminando a quienes se oponen a sus intereses.

En su enfrentamiento con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), LFM ha convertido diversas regiones en campos de batalla donde cualquier persona – periodistas, migrantes, figuras públicas o artistas – puede convertirse en blanco.
El impacto del caso trasciende fronteras. En Colombia, la noticia desató dolor e indignación, con artistas y ciudadanos clamando justicia. El presidente Gustavo Petro exigió una respuesta firme por parte de México.
En México, el doble homicidio expuso nuevamente la incapacidad del Estado para garantizar seguridad incluso a visitantes extranjeros que llegan con fines artísticos.
Actualmente, la Fiscalía del Estado de México centra sus esfuerzos en analizar el teléfono de Viking, buscando mensajes, coordenadas o cualquier pista que revele lo ocurrido.

Sin embargo, la investigación enfrenta enormes dificultades, ya que el poder de los cárteles se infiltra en la política y en las estructuras judiciales.
La muerte de B King y Regio Clown no es solo una tragedia personal, sino también un reflejo de la dura realidad de un país donde el crimen organizado ejerce un poder paralelo al del Estado.
Esta vez, el mundo del reguetón se convirtió en escenario de un acto de terror. La pregunta sigue abierta: ¿se trató de un ajuste de cuentas sangriento o de una venganza personal encubierta bajo la sombra del narcotráfico?
Lo cierto es que esta historia, marcada por el dolor y la incertidumbre, quedará como símbolo de cómo la violencia puede arrebatar incluso las voces que un día llevaron esperanza y alegría a miles de seguidores en toda Latinoamérica.