Supervivientes All Stars 2025 ha arrancado con un vendaval de emociones, literalmente.
Lo que prometía ser una edición llena de adrenalina y supervivencia extrema se ha convertido en un auténtico caos debido a un temporal que ha puesto en jaque tanto a los concursantes como a la organización.
Desde el primer momento, las imágenes mostraban ramas cayendo y un clima adverso que parecía incompatible con la realización segura del concurso.
Sin embargo, la producción decidió continuar con las galas y pruebas programadas, lo que generó críticas inmediatas.
¿Era necesario arriesgar la integridad física de los participantes por mantener el espectáculo en pie?
La respuesta parece clara para muchos.
El momento más impactante llegó cuando Gloria Camila, una de las concursantes más populares, sufrió una caída aparatosa durante una prueba bajo la lluvia torrencial.
La tensión se cortaba con un cuchillo mientras ella resbalaba en la noria, un elemento ya conocido por provocar mareos y vértigos.
La preocupación fue palpable: ¿podría haberse evitado este accidente si las condiciones meteorológicas hubieran sido respetadas?
La producción, sin embargo, optó por seguir adelante, dejando a los espectadores con un sabor amargo y una sensación de inseguridad.
Pero el drama no se queda solo en la isla.
En el plató, la tensión también es palpable.
Marta Peñate abandonó abruptamente la emisión tras una acalorada discusión con Oriana Marzoli, quien no solo genera polémica sino que también se prepara para presentar un nuevo programa en Mediaset Infinity, que, según algunos, pasará desapercibido.
Las diferencias entre ambas reflejan el ambiente enrarecido que rodea esta edición, donde las disputas parecen ser tan protagonistas como los retos de supervivencia.
En la isla, las alianzas se fragmentan y los enfrentamientos personales se intensifican.
Elena, madre de Adara, se siente traicionada por Jessica Bueno y Carlos Alba, acusándolos de una “vofetada” —una bofetada en el juego de alianzas— que ha dejado heridas profundas.
Esta dinámica recuerda a ediciones anteriores donde los mayores del grupo fueron blanco de ataques, evidenciando la dureza del formato y la crueldad que puede surgir en la competencia.
Mientras tanto, algunos concursantes como Miri y Alejandro Albalá, que en otras ediciones ofrecían más espectáculo, parecen pasar desapercibidos, lo que añade una capa extra de aburrimiento para ciertos seguidores.
Las “víboras” del grupo, como Adara y Gloria Camila, mantienen su protagonismo, generando tanto fans como detractores.
Otro aspecto que ha levantado polémica es la relación con las comunidades locales, especialmente las garífunas, que habitan la zona donde se graba el programa.
Se ha denunciado que la presencia constante de cámaras y la transformación del parque natural en un plató de televisión durante todo el año no está siendo bien recibida por todos.
A pesar de que Mediaset aporta fondos a asociaciones locales, hay voces críticas que señalan que no se está respetando ni cuidando el entorno ni a sus habitantes.
El debate sobre la seguridad y la ética de continuar con las pruebas en condiciones climáticas adversas se intensificó cuando la noria, un clásico del programa, fue usada pese al viento y la lluvia.
Muchos cuestionan si no habría sido mejor posponer estas actividades hasta que el temporal amainara, priorizando la salud y seguridad de los concursantes.
La organización parece haber apostado por el espectáculo a cualquier costo, una decisión que podría tener consecuencias graves.
En cuanto a las relaciones entre concursantes, la tensión se traduce en conflictos abiertos.
Jessica Bueno mostró un carácter inesperadamente fuerte, sorprendiendo a quienes la veían como una persona tranquila.
Su enfrentamiento con Elena refleja las complejidades de convivir bajo presión extrema, donde las máscaras caen y salen a la luz personalidades más crudas y reales.
Por otro lado, Sonia Monroy, que llegó como el elemento “friki” y poco relevante, parece estar ganando terreno y podría sorprender llegando a la final, demostrando que en Supervivientes nada está escrito y que la popularidad puede cambiar rápidamente.
Sin embargo, la edición no está exenta de críticas por repetición y falta de originalidad.
La rivalidad entre Elena y su hija Dara, por ejemplo, ha sido catalogada por algunos como un “pescado congelado”, una trama reciclada que ya ha cansado a la audiencia.
Los complots y conspiraciones internas que se repiten edición tras edición empiezan a perder fuerza y frescura.
Finalmente, la evacuación urgente de los concursantes debido al temporal ha sido la gota que colmó el vaso.
Las imágenes de ramas cayendo y el peligro inminente obligaron a la organización a trasladar a los participantes a un lugar seguro, aunque muchos se preguntan por qué no se hizo antes.
La gala siguió casi hasta el final, exponiendo a todos a riesgos innecesarios.
Supervivientes All Stars 2025 comenzó con grandes expectativas, pero el balance hasta ahora es ambiguo.
La audiencia está dividida entre quienes disfrutan del drama y el espectáculo y quienes critican la falta de cuidado y la sensación de que se está jugando con la seguridad de las personas por mantener el show en marcha.
¿Será esta edición recordada por su valentía y adrenalina o por su irresponsabilidad y caos?
Solo el tiempo lo dirá, pero una cosa es segura: el drama está servido, y no parece que vaya a terminar pronto.