El 24 de agosto marcó un antes y un después para el cine español y para quienes conocieron a Verónica Echegui.
A sus 42 años, la actriz falleció tras una dura batalla contra el cáncer, dejando un legado artístico y humano que pocos pueden igualar.
Sin embargo, fue Álex García, su ex pareja y compañero de vida durante 13 años,
quien decidió abrir su corazón en una carta pública que ha dejado a todos sin aliento.

En un gesto que combina tristeza, amor y resignación, García rememora con detalle la relación que compartió con Verónica.
No es solo una despedida, es una declaración de amor que trasciende el dolor y la ausencia.
En sus palabras, el amor no muere, se transforma en una ola que debe recorrer España y el mundo, apagando el ruido de las malas noticias y llenando los corazones con esperanza.
Álex no se limita a hablar de la actriz que todos conocían, sino que revela a la mujer multifacética que fue Verónica: italiana, inglesa, murciana, catalana y canaria.
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Una mujer que abrazaba todas sus raíces y las hacía propias, como si cada papel que interpretaba fuera una parte de su alma entregada sin reservas.
“Nunca fuiste actriz, fuiste canal”, dice García, subrayando cómo ella daba voz a los corazones dormidos, a los sentimientos más profundos que a menudo pasan desapercibidos.

Este homenaje no está exento de poesía y metáforas.
García recuerda un momento en un viaje donde, bajo una tormenta, ambos gritaban “Fara Frica” —“sin miedo” en rumano— mientras sus pies embarrados volaban.
Esa imagen, cargada de simbolismo, representa la esencia de su relación: un amor valiente, auténtico y desafiante ante cualquier adversidad.
Pero no todo fue felicidad.
La relación terminó en 2023, dejando atrás un refugio construido en la sierra de Madrid, donde ambos encontraron paz lejos de los focos y las alfombras rojas.
Ese espacio con huerto y animales era su escondite, su manera de conectar con la naturaleza y consigo mismos.
Sin embargo, la vida les llevó por caminos distintos, aunque el respeto y el cariño permanecieron intactos.
La carta también hace una crítica sutil pero profunda sobre cómo la sociedad española enfrenta la muerte.
García recuerda una conversación en Katmandú, junto al río Ganges, donde Verónica cuestionaba el dolor que se siente en los funerales y proponía celebrar la vida en lugar de lamentarla.
Esta reflexión invita a replantear las tradiciones y a encontrar en el recuerdo una fuente de alegría más que de tristeza.
Álex García concluye su carta con un compromiso: seguir el legado de Verónica “sin miedo, descalzo y con amor”.
Es una promesa que trasciende la pérdida y que invita a todos a vivir con valentía, a amar sin reservas y a honrar la memoria de quienes se han ido con la fuerza de su ejemplo.
El mundo del cine, sus colegas y seguidores han recibido esta carta como un llamado a la unión y a la empatía.
En un oficio a menudo ingrato, donde la fama y el éxito pueden ser efímeros, el amor y la autenticidad se convierten en los verdaderos tesoros.
Verónica Echegui, cuatro veces nominada al Goya, no solo dejó una huella artística, sino también un testimonio de vida que ahora Álex García se encarga de mantener vivo.

Este emotivo adiós nos recuerda que detrás de las cámaras y los aplausos, hay historias humanas llenas de complejidad, pasión y dolor.
Que el amor puede ser tormenta y calma, grito y susurro, despedida y promesa.
Y que, a veces, las palabras más sinceras son las que llegan cuando ya no queda nada más que decir.
En un mundo donde las noticias rápidas y superficiales dominan, esta carta nos invita a detenernos, a sentir y a reflexionar.
Porque, al final, la vida es eso: un legado de momentos compartidos, de raíces profundas y de amores que ni la muerte puede borrar.

Álex García y Verónica Echegui nos dejan una lección invaluable: vivir sin miedo, amar sin condiciones y celebrar cada instante como si fuera el último.
Y aunque la tristeza embargue, el amor verdadero siempre encuentra la manera de brillar, incluso en la oscuridad más profunda.
¿Será esta carta el inicio de una nueva forma de entender el duelo y el recuerdo?
Solo el tiempo lo dirá.
Pero por ahora, nos quedamos con estas palabras que parecen un eco eterno: “Fara Frica. Sin miedo. Así seguiremos.”