En el documental, su hijo explica que, aunque el personaje de “Don Ramón” compartía gestos y ocurrencias con el verdadero Ramón Valdés, en casa era un hombre más tranquilo y reflexivo.
—La gente cree que mi papá vivía todo el tiempo como en el programa, pero en realidad era muy hogareño y protector —comenta.
La sencillez que lo caracterizaba
A pesar de la fama que alcanzó con El Chavo del 8, Ramón Valdés nunca perdió su sencillez. Su hijo recuerda que, incluso en el punto más alto de su carrera, seguía viviendo en un barrio común y saludando a todos sus vecinos por su nombre.
—Él decía que la fama no te hacía mejor que nadie, que lo importante era seguir siendo el mismo —relata.
El humor en casa
Uno de los aspectos más entrañables que menciona su hijo es que el humor era parte de su vida cotidiana.
—En casa siempre había bromas. Si veía que estabas triste, te sacaba una sonrisa de alguna manera. Ese era su superpoder —explica entre risas.
Amistades que trascendían el set
En el documental también se habla de la profunda amistad que Don Ramón mantenía con varios compañeros de El Chavo del 8, especialmente con Carlos Villagrán (Kiko) y Roberto Gómez Bolaños (Chespirito), aunque con este último tuvo diferencias laborales en cierto momento.
Su hijo cuenta que, fuera de cámaras, esas amistades se mantenían con comidas, charlas largas y apoyo mutuo en momentos difíciles.
El hombre detrás de la leyenda
Ramón Valdés fue parte de una familia de artistas —hermano de Germán Valdés “Tin Tan” y Manuel “El Loco” Valdés—, pero siempre marcó su propio estilo. Su hijo explica que, aunque disfrutaba de la fama, no buscaba protagonismo fuera del trabajo.
—Le incomodaban los reflectores fuera del set. Prefería ser recordado por su trabajo y no por su vida personal —dice.
Historias de rodaje
El hijo recuerda una anécdota que muestra la personalidad de su padre: durante la grabación de un capítulo, uno de los niños actores estaba nervioso y olvidaba sus líneas. Don Ramón se acercó, le hizo una broma improvisada y convirtió el error en una escena memorable que quedó en el programa.
—Esa era su magia: convertir cualquier momento en oro —comenta con orgullo.
Momentos difíciles
No todo en la vida de Don Ramón fue risas. Su hijo relata que hubo épocas de inestabilidad laboral, especialmente después de dejar El Chavo del 8. Sin embargo, asegura que su padre nunca perdió el optimismo.
—Él siempre decía: “Mientras pueda levantarme y hacer reír a alguien, estoy bien”. Esa filosofía lo mantuvo fuerte hasta el final.
El legado en la familia
Más allá de su carrera, Don Ramón dejó una huella profunda en su familia. Su hijo destaca que, a pesar de las giras y el trabajo, siempre se esforzaba por pasar tiempo con ellos.
—No importaba si tenía que volar toda la noche después de una presentación, llegaba para desayunar con nosotros —recuerda.
La despedida y el recuerdo
El documental también toca el momento de su partida. Aunque fue un golpe duro, su hijo asegura que lo recuerda con una sonrisa, porque su padre así lo habría querido.
—Él no quería que lo lloraran, sino que lo recordaran con alegría, contando chistes y viendo sus programas —afirma.
La vigencia de su imagen
A 63 años de su muerte, Don Ramón sigue presente en la cultura popular. Memes, frases y escenas icónicas circulan en redes sociales, manteniendo vivo su legado. Su hijo cree que esto se debe a que el personaje tenía una autenticidad única.
—No interpretaba a Don Ramón, él era Don Ramón. Por eso sigue llegando a nuevas generaciones —asegura.
Proyectos para honrar su memoria
El hijo de Ramón Valdés menciona que hay planes para nuevos proyectos que muestren más facetas de su vida, incluyendo material inédito, fotografías familiares y testimonios de amigos cercanos.
—Queremos que la gente conozca al hombre detrás del personaje, porque su historia merece ser contada completa —afirma.
Conclusión
El documental sobre Don Ramón Valdés, enriquecido con las historias de su hijo, es un tributo sincero a un hombre que marcó la televisión latinoamericana y la vida de millones de personas.
A 63 años de su partida, su figura sigue inspirando sonrisas y recordándonos que la verdadera grandeza no está en los aplausos, sino en el cariño que se gana de la gente.
Como dice su hijo en una de las frases más emotivas del documental:
—Mi papá no se fue. Mientras alguien sonría al recordarlo, sigue aquí.