El verano político de Pedro Sánchez no es el de años anteriores.
Lejos de disfrutar de un merecido descanso, el presidente del Gobierno se encuentra atrapado en una red de polémicas y medidas de seguridad extremas que evidencian la gravedad de la situación.
Para protegerse, Sánchez ha desplegado un impresionante dispositivo de seguridad: cuarenta policías de élite custodian cada uno de sus pasos, y un perímetro de seguridad de 400 metros rodea su residencia.
Incluso ha llegado al extremo de enviar buzos a inspeccionar las aguas frente a su palacete, temeroso de cualquier amenaza, por mínima que sea.
Esta paranoia no es casualidad.
Sánchez sabe que no puede permitirse ni un solo descuido en público.
Las imágenes del año pasado, en las que se le veía intentando acercarse a la gente en mercadillos, fueron duramente criticadas y no podrán repetirse.
La atmósfera política se ha vuelto irrespirable, especialmente en las Islas Canarias, donde las políticas del presidente generan un rechazo creciente.
Una de las cuestiones más delicadas es la relación con Marruecos.
Sánchez parece dispuesto a entregar las Canarias en un futuro próximo, una decisión que ha encendido todas las alarmas.
La cercanía con Marruecos se refleja también en movimientos controvertidos, como la reciente retirada de banderas españolas de dos islotes estratégicos, un gesto que recuerda el conflicto de Perejil y que ha sido interpretado como una cesión inaceptable.
Pero no solo la seguridad y la geopolítica están en el centro del huracán.
Los negocios de Begoña Gómez, esposa del presidente, también son motivo de escándalo.
Moncloa ha confirmado que Gómez utilizó el Falcon oficial para un viaje privado de negocios a Estados Unidos, algo que ha sido recibido con indignación y descrito como un “auténtico disparate”.
Más llamativo aún es el papel de Begoña en la República Dominicana, donde frecuentemente viaja y participa en eventos empresariales de alto nivel.
En junio de 2022, coincidió con el Congreso de Empresarios Iberoamericanos organizado por un lobby español que mantiene estrechas relaciones con el poder político, y que ha facilitado subvenciones y contratos a sus miembros.
Este evento, patrocinado por Air Europa (Alcón), ha levantado sospechas sobre posibles intereses cruzados y negocios poco claros.
Además, la ministra Reyes Maroto también estuvo presente, lo que sugiere una red de conexiones entre política y empresa que merece ser investigada a fondo.
En medio de esta vorágine, Albert Rivera ha irrumpido con una crítica contundente hacia Pedro Sánchez.
En un podcast, Rivera comparó al presidente con un jugador de fútbol que no juega limpio, acusándolo de tramposo y sin escrúpulos.
“Messi y Cristiano Ronaldo son genios porque respetan las reglas y juegan limpio.
Sánchez, en cambio, ha comprado árbitros, cambiado reglas y marcado goles con la mano.
Eso no es genialidad, es trampa”, afirmó Rivera con claridad.
Además, Rivera señaló la doble vara de medir en la política española, recordando que si líderes del Partido Popular estuvieran en situaciones similares a las del PSOE, las protestas y movilizaciones sociales serían masivas y constantes.
Sin embargo, la izquierda ha demostrado una capacidad de movilización mucho mayor, poniendo en evidencia un desequilibrio en la reacción ciudadana.
Volviendo a la cuestión territorial, la retirada de las banderas españolas de los islotes próximos a Marruecos ha generado alarma nacional.
Desde el conflicto de Perejil en 2002, España había mantenido un símbolo claro de soberanía en esas pequeñas porciones de tierra, y ahora ese símbolo desaparece sin explicación convincente.
En circunstancias normales, este gesto podría interpretarse como un paso hacia la reconciliación o el fin de un conflicto histórico.
Pero con el actual gobierno, muchos ven en ello una cesión más a Marruecos, que podría estar preparando movimientos para reclamar esos territorios en un futuro cercano.
Este contexto tensa aún más la situación en Canarias, Ceuta y Melilla, regiones que podrían verse vulnerables ante la presión marroquí, especialmente si el Ejecutivo continúa con políticas que parecen favorecer a intereses externos sobre los nacionales.
En definitiva, Pedro Sánchez enfrenta un panorama complicado: su imagen pública está deteriorada, su entorno familiar bajo escrutinio, y sus decisiones políticas cuestionadas tanto dentro como fuera de España.
El presidente ha intentado blindarse con seguridad y silencio, pero la tormenta mediática y política no cesa.
Las voces críticas, como la de Albert Rivera, y las sospechas sobre sus vínculos con Marruecos, amenazan con paralizar no solo sus vacaciones, sino también su mandato.
Mientras tanto, Begoña Gómez se encuentra en el ojo del huracán, con sus actividades empresariales y viajes oficiales bajo la lupa, lo que añade un componente personal a la crisis que sacude La Moncloa.
¿Podrá Sánchez capear esta tormenta o este será el principio del fin para su gobierno?
Lo cierto es que las próximas semanas serán decisivas para el futuro político de España.
Con cada nueva revelación, la presión aumenta y la paciencia de la ciudadanía se agota.
En este drama de poder, secretos y traiciones, solo el tiempo dirá quién saldrá victorioso y quién quedará sepultado por el escándalo.
Mientras tanto, las vacaciones de Pedro Sánchez están más que paralizadas.
Y la pregunta que todos se hacen es: ¿qué más saldrá a la luz antes de que este verano termine?
