Isa Pantoja ha decidido romper su silencio y compartir con sus seguidores un testimonio sincero y desgarrador sobre su experiencia tras la llegada de su segundo hijo, Cairo, fruto de su relación con Asraf Beno.
Lejos de la imagen idealizada que a menudo se muestra en redes sociales, la joven madre ha confesado que la maternidad se ha convertido en una etapa compleja, llena de emociones encontradas y desafíos inesperados.
Aunque Isa irradia amor por su bebé, también revela sentimientos de tristeza, miedo y soledad que la han acompañado desde el parto.
“Algunos días no me puedo levantar de la cama”, confiesa con una sinceridad que conmueve a quienes la escuchan.
La depresión postparto la ha golpeado más fuerte de lo que imaginaba, y lo que debería ser un tiempo de alegría y plenitud se ha transformado en una montaña rusa emocional.
Uno de los aspectos que más ha marcado esta etapa para Isa es la ausencia de apoyo familiar.
Sorprendentemente, ni su madre, Isabel Pantoja, ni su hermano, Kiko Rivera, ni su prima Anabel se han puesto en contacto con ella para felicitarla o mostrar interés por la llegada de Cairo.
Solo María del Monte, una figura cercana pero alejada del núcleo principal, fue quien la llamó para ofrecerle palabras de aliento.
Esta frialdad ha reabierto viejas heridas y ha profundizado la sensación de aislamiento que Isa siente.
En especial, la falta de atención por parte de su prima Anabel ha sido motivo de dolor y desconcierto.
Isa esperaba que tras su emotivo reencuentro meses atrás, pudieran fortalecer su relación, pero la realidad ha sido muy distinta.
“Nunca he visto que un familiar le diga a otro ‘ya te avisaré’ y que pasen semanas sin verse ni hablar. Eso me duele”, confiesa con tristeza.
La influencer relata cómo esta distancia ha convertido lo que debería ser un momento dulce en un verdadero duelo emocional.
En su hogar en El Puerto de Santa María, Isa enfrenta noches interminables, crisis de lactancia y un miedo constante por la salud de su bebé, sin el respaldo que esperaba de su familia biológica.
“No entiendo por qué no me felicitaron ni siquiera por WhatsApp”, dice con un dejo de decepción.
A pesar de estas dificultades, Isa cuenta con el apoyo incondicional de su marido, Asraf Beno, quien se ha convertido en su pilar fundamental en esta etapa.
Juntos están construyendo un hogar lleno de amor para Cairo y su hijo mayor, Alberto, intentando superar las heridas del pasado y centrarse en el bienestar de su familia.
Isa también ha tomado la valiente decisión de hablar abiertamente sobre su lucha contra la depresión postparto, un tema que aún sigue siendo tabú en muchos ámbitos.
“No soy invencible y está bien pedir ayuda”, afirma, buscando normalizar que sentirse vulnerable y agotada no disminuye la fortaleza ni el amor que una madre siente por sus hijos.
En sus redes sociales, donde cuenta con casi un millón de seguidores, Isa comparte fragmentos de su proceso, mostrando la realidad detrás del brillo y la fama.
Describe las largas noches sin dormir, la ansiedad constante y el peso emocional que a veces la paraliza.
“Hay momentos en los que no puedo levantarme de la cama porque el peso emocional es demasiado grande”, confiesa con honestidad.
Además, Isa explica su postura sobre la presión social que existe alrededor de los bebés y la necesidad de proteger su intimidad y la de su familia.
Prefiere que solo personas cercanas y de confianza tengan contacto con Cairo durante sus primeros meses, evitando así situaciones que le generan ansiedad.
A pesar de todo, Isa mantiene la esperanza y el amor que siente por sus hijos es la fuerza que la impulsa a seguir adelante.
“Disfruto mucho de mis hijos y aunque hay días en los que me siento perdida, el amor que siento por ellos me sostiene”, asegura con emoción.
El distanciamiento con su familia biológica sigue siendo una herida abierta.
Isa reconoce que la relación con Isabel Pantoja y Kiko Rivera está rota y que, aunque esperaba que la llegada de Cairo fuera una oportunidad para sanar, nada ha cambiado.
“Ninguno de los dos me ha felicitado ni ha conocido al bebé y eso es muy duro”, confiesa con resignación.
Frente a esta realidad, Isa ha decidido enfocarse en quienes sí están a su lado: su pareja y sus hijos.
Ha comenzado a reconstruir su vida desde la autenticidad, priorizando su salud mental y emocional para ofrecerles un ambiente lleno de amor y respeto.
“Quiero vivir la maternidad con sus altibajos, aceptando que no todo será perfecto, pero que eso también es parte del camino”, concluye.
Su testimonio es un mensaje de unión y solidaridad para todas las madres que atraviesan momentos difíciles.
Isa busca derribar tabúes y fomentar un espacio de comprensión, recordando que la maternidad puede ser tan dura como hermosa y que pedir ayuda es un acto de valentía.
En definitiva, Isa Pantoja está en un punto crucial de su vida.
Con la frente en alto y el corazón abierto, enfrenta sus demonios y lucha por construir un futuro mejor para ella y sus hijos.
Su historia humana y real nos recuerda que detrás de la fama hay personas con emociones profundas que merecen respeto y apoyo.
Mientras la prensa sigue atenta a cada paso que da, Isa prefiere mantener el foco en lo que realmente importa: su familia y su bienestar.
Sabe que vendrán tiempos mejores y que el amor que siente por sus hijos será su luz en la oscuridad.
Esta es la historia de una mujer fuerte, sincera y auténtica que no se rinde y que invita a otras madres a no sentirse solas en su lucha.