El mundo de la comunicación y la divulgación en España está de luto.
El 3 de junio de 2025, se anunció el fallecimiento de Manuel Torre Iglesias, a los 84 años, tras una larga lucha contra una enfermedad renal.
Figura icónica de la televisión pública, su partida marca el final de una era en la que la televisión no solo entretenía, sino que también educaba e informaba con rigor y profundidad.
Durante más de una década, Manuel Torre Iglesias fue el rostro y la voz de “Saber Vivir”, un programa que transformó las mañanas de Televisión Española.
Con un enfoque único, Torre Iglesias logró algo que pocos podrían imaginar en la televisión actual: captar la atención de millones de espectadores hablando de salud, bienestar, prevención y temas médicos con un estilo serio, sobrio y profundamente informativo.
Su voz grave y pausada, su estilo meticuloso y su compromiso con la verdad lo convirtieron en un referente para generaciones de españoles que encontraron en él no solo un presentador, sino un auténtico educador.
Nacido en Pontedeume, Galicia, Manuel Torre Iglesias tenía una formación en medicina, pero su visión del mundo iba mucho más allá de su profesión.
También estudió filosofía y ejerció como profesor, lo que le permitió desarrollar un enfoque integral hacia la divulgación.
Su llegada a la televisión no fue casual; comenzó trabajando detrás de cámaras como ayudante de realización en Televisión Española, donde aprendió los fundamentos del medio y desarrolló una ética de trabajo basada en la precisión y el rigor.
Fue en este contexto que propuso un programa que parecía inusual para la época: un espacio dedicado exclusivamente a la salud, sin adornos ni sensacionalismo.
Así nació “Escuela de Salud”, un precursor de “Saber Vivir”, que rápidamente ganó popularidad gracias a su utilidad y su enfoque directo.
Sin embargo, fue en 1997 cuando Manuel Torre Iglesias alcanzó su mayor éxito con el lanzamiento de “Saber Vivir”.
El programa, diseñado como una clase universitaria sobre salud, se convirtió en un fenómeno televisivo, compitiendo directamente con los gigantes de la televisión comercial.
Con un tono calmado y académico, Torre Iglesias abordaba temas complejos como el colesterol, la hipertensión y la alimentación saludable, logrando mantener la atención de su audiencia sin recurrir a efectos especiales ni dramatismos.
Manuel Torre Iglesias no solo era un comunicador, sino un perfeccionista.
Cada episodio de “Saber Vivir” era cuidadosamente planificado, revisado y ejecutado con un nivel de detalle que hoy parece casi anticuado.
Nada estaba dejado al azar: los guiones se corregían hasta que fueran claros, las explicaciones eran precisas y los invitados eran seleccionados por su experiencia y credibilidad.
Este enfoque meticuloso no solo garantizó la calidad del programa, sino que también cimentó la reputación de Torre Iglesias como un profesional intachable.
A pesar de su éxito, Manuel Torre Iglesias nunca buscó la fama.
No era un rostro habitual en las revistas ni en los programas de tertulias.
Su objetivo no era convertirse en una celebridad, sino en un puente entre la ciencia médica y el público general.
Y lo logró.
Durante años, millones de personas comenzaron su día con su voz, aprendiendo a cuidar su salud y a tomar decisiones informadas sobre su bienestar.
Sin embargo, en 2009, tras más de una década al frente de “Saber Vivir”, Manuel Torre Iglesias fue reemplazado sin grandes despedidas ni homenajes.
La televisión estaba cambiando, y su estilo serio y metódico ya no encajaba en un panorama mediático cada vez más dominado por el entretenimiento rápido y el impacto visual.
Aunque el programa continuó bajo la conducción del Dr.
Luis Gutiérrez, nunca volvió a ser lo mismo.
La salida de Torre Iglesias marcó el fin de una era para la televisión pública española.
Tras su retiro, Manuel Torre Iglesias vivió una vida tranquila en Galicia, donde continuó participando en proyectos puntuales y recibió varios homenajes de su comunidad.
Aunque su figura desapareció de la televisión, su legado permaneció vivo en la memoria colectiva.
Curiosamente, en sus últimos años, Torre Iglesias se convirtió en un fenómeno inesperado en las redes sociales, donde fragmentos de sus programas comenzaron a circular como memes y parodias.
Lejos de ofenderse, aceptó este nuevo rol con humor, demostrando una vez más su humanidad y su capacidad para adaptarse a los tiempos.
El impacto de Manuel Torre Iglesias trasciende su trabajo en televisión.
Su enfoque en la educación y la prevención ha dejado una huella imborrable en la sociedad española.
En un mundo donde la televisión se ha convertido en un terreno de superficialidad y espectáculo, su compromiso con la calidad y la profundidad es un recordatorio de lo que la comunicación puede y debe ser.
Hoy, mientras despedimos a Manuel Torre Iglesias, recordamos no solo al presentador, sino al hombre que dedicó su vida a mejorar la de los demás.
Su legado vive en los consejos que seguimos aplicando, en las lecciones que aprendimos y en la nostalgia por una televisión que, aunque parece haber quedado atrás, sigue siendo un ejemplo de lo que es posible cuando se trabaja con pasión y respeto.
Manuel Torre Iglesias no solo nos enseñó a “saber vivir”, sino a valorar la importancia de hacerlo con integridad, cuidado y propósito.
Descanse en paz, maestro.