El viernes 11 de julio de 2025, apenas 24 horas después del funeral de Michu, la hermana de la fallecida protagonizó un fuerte enfrentamiento en el plató del programa presentado por Ana Rosa Quintana.
En un ambiente cargado de emociones y reproches, la joven no dudó en criticar a la familia de José Fernando, especialmente a Ortega Cano y Gloria Camila, a quienes acusó de desentenderse de la pequeña Rocío, hija de Michu y José Fernando.
Lo que llamó la atención fue la ausencia de lágrimas o muestras de dolor por parte de la hermana, quien en cambio se mostró firme y recriminatoria, acusando a la familia Ortega Cano de no hacerse cargo realmente de la niña ni de sus necesidades cotidianas.
La periodista Raquel Mosquera intervino para cuestionar la decisión de la hermana de acudir a un programa de televisión para ventilar estas diferencias, en lugar de buscar un diálogo privado con la familia.
La discusión se centró en torno a la tutela y custodia de Rocío, una niña de ocho años que ahora se encuentra en una situación vulnerable tras la muerte de su madre.
Según la hermana de Michu, esta última habría dejado expresado su deseo de que la niña mantuviera un vínculo con la familia Ortega Cano, pero no habría firmado ningún documento legal que formalizara esa voluntad.
Raquel Mosquera señaló que, en realidad, la relación diaria y el cuidado de la niña había sido responsabilidad de Michu y su familia materna, y que no era razonable esperar que Gloria Camila o Ortega Cano asumieran la tutela sin un acuerdo judicial claro.
Además, cuestionó las acusaciones de la hermana sobre la supuesta falta de apoyo económico y afectivo por parte de la familia paterna.
Durante el intercambio, Mosquera enfatizó que la tutela implica una responsabilidad diaria que no puede ser delegada ni exigida de manera unilateral, especialmente cuando las partes viven en ciudades diferentes — la familia materna en Sanlúcar de Barrameda y la paterna en Madrid — lo que complica aún más la logística y el cuidado cotidiano.
La hermana de Michu también sugirió que la familia Ortega Cano no se había involucrado lo suficiente en la vida de Rocío, mientras que Raquel Mosquera defendió que, pese a las circunstancias, Ortega Cano y Gloria Camila han estado pendientes de la niña, incluso aportando ayuda económica dada la situación delicada de José Fernando.
El debate se tornó aún más intenso cuando Mosquera criticó la actitud de la hermana por acudir a la televisión tan pronto después del funeral, calificando su comportamiento como poco ético y moral.
Argumentó que asuntos tan delicados deberían resolverse en privado, en beneficio del bienestar de la menor, y no convertirse en espectáculo mediático.
Asimismo, se recordó que la custodia legal de la niña debe decidirla un juez, considerando el interés superior de Rocío, y que las disputas familiares no deberían afectar su estabilidad emocional ni su rutina diaria, como la asistencia al colegio o actividades extracurriculares.
La periodista también hizo hincapié en que la familia materna, que vive en Sanlúcar, debería asumir el cuidado diario si se quedaran con la tutela, ya que la distancia con la familia paterna en Madrid dificulta la atención cotidiana.
Por ello, la solución legal debe contemplar estos factores para garantizar un entorno estable para la menor.
Durante el programa, se mencionó que la hermana de Michu había afirmado que José Fernando había expresado públicamente su deseo de que ella se hiciera cargo de Rocío, pero esta declaración fue puesta en duda por Mosquera, quien consideró que estas afirmaciones podrían complicar aún más el proceso judicial.
El ambiente en el plató reflejaba la complejidad y la sensibilidad del tema, con voces enfrentadas y emociones a flor de piel.
Raquel Mosquera concluyó que, más allá de las disputas públicas, lo fundamental es que las dos familias se reúnan para dialogar y buscar un acuerdo que garantice el bienestar de Rocío, evitando que la niña sea víctima de un conflicto adulto.
Este episodio mediático ha puesto en evidencia las profundas fracturas familiares que han surgido tras la muerte de Michu, y cómo la batalla por la custodia de la niña está lejos de resolverse.
La exposición pública de estas diferencias solo añade presión y dificulta la conciliación.
Los expertos legales recuerdan que la prioridad debe ser siempre proteger a la menor, garantizando que su entorno sea seguro, estable y afectivo.
La justicia tendrá que evaluar todas las circunstancias, incluyendo las voluntades expresadas por Michu, la capacidad de cada familia para cuidar de Rocío y el impacto emocional que pueda generar esta disputa.
Mientras tanto, el público sigue atento a cada nuevo detalle que emerge, consciente de que detrás de la polémica y los reproches hay una niña que merece respeto y protección.
La historia de Michu y su familia continúa siendo un reflejo de cómo la tragedia puede desatar conflictos complejos en el seno familiar, especialmente cuando la fama y los medios están involucrados.
En definitiva, el debate en el plató de Ana Rosa Quintana ha abierto una nueva etapa en esta historia, marcada por la confrontación pero también por la necesidad urgente de encontrar soluciones que prioricen el bienestar de Rocío.
La mirada de todos está puesta en cómo evolucionará este difícil proceso en los próximos días y semanas.