Ricky Trevitazo y Luigui Carbajal, quienes formaron parte del grupo musical Skándalo durante los años dorados del tecnocumbia peruano, regresaron al centro de la polémica al participar juntos en “El Valor de la Verdad”.
Lo que comenzó como una oportunidad para cerrar heridas del pasado rápidamente se convirtió en un campo de batalla emocional que dejó al descubierto rencores largamente ocultos.
Beto Ortiz, el conductor del programa, no tardó en lanzar la primera bomba: “¿Te sentiste traicionado por Luigui?” Ricky, con la mirada firme pero la voz quebrada, respondió que sí, y lo explicó todo.
Contó cómo en los últimos años del grupo, Luigui habría hecho negocios por fuera, cobrando presentaciones a espaldas del resto, lo que desató una ola de desconfianza que terminó por fracturar la amistad.
“Nosotros éramos hermanos, compartíamos todo… y él me falló.
Me rompió por dentro”, dijo Ricky, visiblemente afectado.
Luigui, por su parte, no se quedó callado.
Aseguró que Ricky también tenía sus propios demonios.
“Él se hizo la víctima muchas veces, pero yo también me sentí usado.
Siempre era el show de Ricky, y los demás éramos solo acompañantes.
Cuando quise brillar por mí mismo, me lo hicieron pagar caro.
” La tensión crecía con cada pregunta, y el polígrafo no perdonaba.
Varias respuestas fueron marcadas como falsas, lo que aumentó aún más el drama.
Uno de los momentos más impactantes fue cuando se tocó el tema de las relaciones sentimentales.
Se les preguntó si alguna vez pelearon por la misma mujer, y ambos quedaron en silencio.
Finalmente, Luigui confesó que sí, y que eso fue otro de los motivos por los cuales su amistad se fue deteriorando.
“Había celos, había competencia… no solo en lo musical, también en lo personal.
Y eso nos destruyó”, declaró.
Pero la verdadera bomba cayó cuando Ricky fue cuestionado sobre si alguna vez pensó en quitarse la vida tras la ruptura del grupo.
Su respuesta fue un estremecedor “sí”.
Entre lágrimas, confesó que pasó por una profunda depresión, que se sintió olvidado por el público y traicionado por sus amigos.
“No quería salir de mi casa.
Me miraba al espejo y no reconocía al hombre que era.
Sentía que había perdido todo”, dijo en uno de los momentos más crudos de la noche.
Luigui, conmovido por la confesión, se levantó de su asiento y lo abrazó.
Fue un instante de catarsis que rompió momentáneamente la tensión.
“Nunca supe que te sentías así.
Y si en algo te fallé, te pido perdón, hermano”, dijo con la voz entrecortada.
La audiencia, conmovida, estalló en aplausos.
Pero el polígrafo aún tenía más que decir.
En las últimas preguntas, se revelaron detalles turbios sobre contratos amañados, problemas económicos internos del grupo y la supuesta manipulación de representantes que enfrentaron a los miembros entre sí para sacar provecho.
“Nos dividieron desde adentro.
Éramos jóvenes y no sabíamos cómo defendernos”, reconoció Ricky.
Luigui asentía, como si por fin ambos comprendieran que no solo se destruyeron mutuamente, sino que también fueron víctimas de un sistema voraz.
Al terminar el programa, no hubo declaraciones públicas.
Pero las redes estallaron.
Fanáticos de la vieja escuela del tecnocumbia peruana revivieron los mejores momentos del grupo, y muchos pidieron una reunión musical para cerrar este capítulo con música, no con dolor.
Otros, sin embargo, criticaron a ambos por ventilar temas tan delicados en televisión.
Lo cierto es que “El Valor de la Verdad” no solo expuso heridas del pasado, sino que también reveló cuánto dolor puede esconderse detrás de una sonrisa de escenario.
Ricky Trevitazo y Luigui Carbajal ya no son solo cantantes de una época… ahora son protagonistas de una historia real, humana y desgarradora.
Y aunque el perdón parezca posible, las cicatrices siguen ahí… recordando que la fama pasa, pero el dolor —cuando no se enfrenta— se queda para siempre.