Los tres —como el rey emérito— tuvieron oportunidad de encontrarse con el primer Papa latinoamericano y jesuita con un idioma común, el castellano, que facilitó unas relaciones fluidas y cercanas, y unos valores y compromisos con los que sufren y el futuro del planeta que los acercaron.
Felipe y Letizia visitaron a Jorge Mario Bergoglio poco después de ser nombrado Papa en el Vaticano en 2013 siendo ellos todavía príncipes de Asturias. Letizia, vestida de negro de pies a cabeza, mantilla incluida, aún no sabía que unos meses después volvería de forma muy distinta.
Poco después de la abdicación de Juan Carlos I en su primogénito, Felipe VI y la reina Letizia regresaron al Vaticano en su primer viaje oficial al extranjero. Aquel el 30 de junio de 2014, intercambiaron regalos y charlaron durante cerca de una hora sentando las bases de una buena relación personal y entre ambos países, en la que hubo incluso tiempo para bromear, como antes había ocurrido entre el Papa Francisco y don Juan Carlos.
En abril de 2014, doña Sofía y don Juan Carlos asistieron a la ceremonia de canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II y se reunieron con el Papa. En un momento del encuentro, el papa Francisco dejó pasar a don Juan Carlos delante de él diciéndole: “El monaguillo primero”, anécdota que recordaría Felipe VI entre bromas al papa. Letizia disfrutó entonces del ‘privilegio blanco’ vistiendo traje de falda y chaqueta blanca como marca el protocolo para las reinas y consortes católicas qua apoyaron a la Iglesia a lo largo de la historia. Evitó, sin embargo, la mantilla, un complemento muy tradicional al que no tiene un especial apego la reina.
Aquel mismo año, Letizia y el papa volvieron a encontrarse. Fue en la II Conferencia Mundial sobre Nutrición celebrada en la sede de la FAO en Roma. Letizia vistió de rojo un diseño firmado por Felipe Varela; el Papa la saludó con una gran sonrisa de forma muy cercana. Pensaban volver a verse en un viaje del Papa Francisco a España que nunca llegó a producirs.