Recientemente se ha filtrado el parte médico de la princesa Leonor, quien llegó a Montevideo en un estado de salud comprometido tras su viaje a bordo del buque escuela Juan Sebastián El Cano.
Este viaje, que forma parte de su formación en la Armada Española, ha tenido consecuencias en su bienestar físico, algo que ya se había anticipado en informes previos.
Según fuentes cercanas a la Casa Real, Leonor llegó a Uruguay con síntomas de malestar que incluyen náuseas constantes y mareos.
A pesar de que en su primera escala en Brasil había comentado que el viaje no había sido tan pesado, su estado empeoró notablemente en la travesía hacia Montevideo.
Se ha informado que la princesa tuvo que consumir medicamentos y mantenerse adecuadamente hidratada, ya que su cuerpo aún no se había adaptado a las exigencias del entrenamiento en alta mar.
El mal de tierra, una condición que puede afectar a quienes han estado expuestos al movimiento de un barco, también ha sido un factor en su malestar.
Esta situación provoca sensaciones de vértigo y desequilibrio, lo que ha dificultado su adaptación a la vida en tierra firme.
Las imágenes de Leonor al llegar a Montevideo mostraron una apariencia que generó comentarios sobre su estado físico, con algunos observadores notando una palidez inusual y una pérdida de peso.
La princesa, que ha estado participando en actividades de jura de bandera para españoles residentes en Uruguay, ha enfrentado un riguroso entrenamiento que requiere una correcta hidratación y atención a su salud.
Los altos mandos de la nave han enfatizado la importancia de mantener un nivel adecuado de líquidos, dado que la deshidratación puede ser peligrosa en un entorno tan exigente.
Letizia, la madre de Leonor, ha expresado su preocupación por la salud de su hija.
A pesar de que los mandos del buque han afirmado que el malestar es algo normal en este tipo de formaciones, la reina ha tenido conversaciones serias con Felipe sobre el bienestar de Leonor.
La posibilidad de que la princesa no pueda continuar con su entrenamiento ha sido un tema delicado, ya que todavía le quedan tres meses de instrucción en el buque.
El régimen de vida a bordo del Juan Sebastián El Cano es estricto y disciplinado, lo que ha llevado a preguntas sobre las condiciones en las que se encuentra la princesa.
Aunque se ha especulado sobre si Leonor duerme en un hotel durante las escalas, se ha confirmado que sigue residiendo en el buque, cumpliendo con las normas de la formación militar.
Esto ha generado cierta controversia en torno a rumores de fiestas nocturnas y el uso de teléfonos móviles de lujo, que han sido desmentidos por fuentes oficiales.
En cuanto a su estado de salud, el parte médico refleja que, aunque Leonor ha tenido que lidiar con estos malestares, se espera que su condición mejore con el tiempo y la adaptación adecuada a su entorno.
La familia real ha estado muy atenta a su situación, y es probable que se tomen decisiones sobre su participación en las próximas actividades en función de su recuperación.
Este episodio ha puesto de relieve la presión que enfrenta la joven princesa en un entorno tan exigente como es la formación naval.
A medida que se desarrollan los acontecimientos, la atención de los medios y el público sigue centrada en el bienestar de Leonor, quien, a pesar de las dificultades, continúa siendo una figura emblemática en la monarquía española.
Con la llegada de la princesa a Nueva York como próxima escala, se espera que su salud mejore y que pueda retomar sus actividades con normalidad.
Sin embargo, la preocupación de su familia y el escrutinio público sobre su situación continúan siendo temas candentes en la actualidad mediática.
La experiencia de Leonor en el buque escuela es un recordatorio de los retos que enfrentan los jóvenes miembros de la realeza, quienes deben equilibrar sus deberes con su salud y bienestar personal.