La paciencia tiene un límite y la Reina Letizia lo ha demostrado con creces este mediodía en Valencia, acompañada por el Rey Felipe VI. Tras su sexta visita a la región desde la devastadora riada ocurrida el pasado 29 de octubre de 2024, la Reina ha decidido romper su habitual silencio y señalar directamente la negligencia del Gobierno de Pedro Sánchez ante esta tragedia nacional.
“No nos vamos a olvidar de los valencianos,” aseguró Doña Letizia, palabras que resonaron con fuerza ante los afectados, recordando el abandono sufrido por parte del Ejecutivo central. El gesto firme y la voz decidida de la Reina fueron interpretados no solo como una muestra de solidaridad, sino como una denuncia implícita de la inacción gubernamental.
A su lado, Felipe VI refrendaba con solemnidad el mensaje de su esposa, dejando aún más en evidencia la actitud de Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno, conocido por su ausencia en momentos críticos, no asistió ni siquiera al funeral oficial por las víctimas celebrado en la Catedral de Valencia, algo que la ciudadanía valenciana no olvida ni perdona.
Mientras los Reyes estrechaban manos, ofrecían consuelo y dialogaban con las víctimas que aún luchan por reconstruir sus vidas, Sánchez y su equipo tomaban decisiones polémicas desde Madrid. Una de las más escandalosas ha sido el rechazo a la propuesta de construir 250 viviendas públicas para las familias afectadas, alegando un coste excesivo de 25 millones de euros. Sin embargo, estos argumentos económicos parecen desaparecer cuando se trata de enviar millones de euros al extranjero.
El gobierno de Sánchez continúa destinando cantidades exorbitantes a proyectos internacionales de dudosa prioridad para los españoles. Ejemplos como los 750 millones para renovar trenes en Marruecos o los 1.000 millones comprometidos para construir estadios en el mismo país, así como los miles de millones enviados a Ucrania, generan un fuerte rechazo popular.
No menos irritante para los ciudadanos es el trato preferencial otorgado a Cataluña, con la condonación de 177.000 millones de euros, cifras astronómicas que los españoles no han votado ni aprobado pero que son obligados a financiar con sus impuestos.
A ello se suma el sorprendente anuncio reciente de que Bruselas destinará 8.100 millones de euros adicionales para dinamizar la economía marroquí hasta 2027, una noticia que ha despertado la ira ciudadana al cuestionar por qué Marruecos recibe apoyo económico tan significativo sin ser miembro de la Unión Europea.
En este contexto de crispación, la postura contundente de los Reyes adquiere aún más relevancia. Felipe VI, sin romper su neutralidad institucional, respalda con su presencia activa y continua la crítica silenciosa pero firme que ha liderado la Reina Letizia contra la gestión del Ejecutivo. Este movimiento, sin precedentes en tiempos recientes, revela una fractura profunda entre la Corona y Moncloa, especialmente visible en el manejo de esta tragedia nacional.
Para colmo, el abandono por parte del gobierno de Sánchez no se limita a la Comunidad Valenciana. La situación explosiva que se vive en Salt, Girona, también refleja las prioridades invertidas de Moncloa.
Mientras ciudadanos españoles afectados por catástrofes naturales o económicas ven cómo se ignoran sus necesidades básicas, grupos de inmigrantes ilegales protagonizan disturbios y exigen mayores ayudas estatales, todo ello bajo la pasividad alarmante de las fuerzas del orden, incapaces de actuar con firmeza debido a la falta de respaldo institucional.
Vídeos virales en redes sociales muestran con descaro a individuos que presumen de que la policía no puede hacer nada frente a ellos, mientras ciudadanos autóctonos contemplan impotentes cómo el Estado destina recursos preferentemente a quienes no contribuyen ni participan activamente en la sociedad española.
El clamor de la población se hizo evidente hoy más que nunca durante la visita real. Muchas voces, hasta ahora silenciadas, vieron representadas sus preocupaciones en las palabras de Doña Letizia. Ciudadanos valencianos entrevistados en el acto agradecieron la valentía de la Reina por manifestar públicamente lo que ellos mismos llevan meses denunciando: el abandono del Gobierno central, más interesado en quedar bien con el exterior que en resolver los graves problemas internos del país.
La contundente posición adoptada hoy por la Corona marca un antes y un después en el reinado de Felipe VI y en la figura pública de la Reina Letizia, quien nunca antes había confrontado tan claramente la acción política del Ejecutivo.
El mensaje es claro: la paciencia institucional tiene un límite, y hoy ha quedado demostrado. Felipe VI y Letizia han decidido poner rostro a la frustración popular y enviar una advertencia firme al gobierno de Sánchez: la Corona española no tolerará más negligencias ni olvidos. El hundimiento histórico del presidente parece ya inevitable, con una ciudadanía que, de la mano de sus Reyes, exige justicia, atención y respeto.
Hoy Valencia ha sido testigo de un punto de inflexión histórico. Doña Letizia no calla más, y su voz resuena con fuerza, respaldada por Felipe VI y por millones de españoles que claman por dignidad y justicia. Pedro Sánchez enfrenta ahora el mayor desafío a su mandato, una tormenta política desatada por la firmeza de una Reina que ha decidido poner punto final al silencio.