El mundo del cine español vivió una de sus noches más agitadas en la última edición de los Premios Goya, pero no precisamente por el glamour y las celebraciones. Esta vez, el epicentro del escándalo lo protagonizó el reconocido director y actor Santiago Segura, quien no se contuvo al expresar su indignación ante la polémica generada por el discurso de su compañera, María Luisa Gutiérrez.
La productora, al recibir el galardón a Mejor Película por La Infiltrada, aprovechó el escenario para rendir homenaje a las víctimas del terrorismo de ETA y criticar la memoria histórica selectiva impulsada por el gobierno de Pedro Sánchez.
Las palabras de Gutiérrez no tardaron en desatar una tormenta en redes sociales, con sectores de la izquierda acusando el discurso de ser de ultraderecha. Pero si alguien pensaba que la controversia se apagaría ahí, se equivocaba. Santiago Segura, conocido por su habitual diplomacia mediática, estalló en televisión de manera inesperada, dejando boquiabiertos a los presentes y a la audiencia.
EL MOMENTO QUE PARALIZÓ EL PROGRAMATodo ocurrió en una mesa de debate televisivo donde se analizaban los discursos más impactantes de la gala. La conversación giraba en torno a las palabras de María Luisa Gutiérrez y la reacción del público. Fue entonces cuando Santiago Segura, visiblemente molesto, tomó la palabra para lanzar una crítica directa y sin filtros:
“En qué clase de país estamos viviendo que un discurso en el que se defiende a las víctimas del terrorismo, se habla de la importancia del cine comercial y se menciona la situación de nuestros agricultores, es considerado fascista. ¡La gente ha perdido el norte! Si eso es extrema derecha, entonces apaga y vámonos.”
El plató quedó en completo silencio. Los presentadores intentaron matizar el comentario, pero Segura, lejos de retractarse, continuó:
“Me da igual si esto no es lo políticamente correcto. Parece que si en la gala de los Goya no dices ‘no a la guerra’ o ‘vivienda para todos’, ya no tienes derecho a hablar. Pero en cuanto mencionas la memoria histórica reciente de este país, de repente se convierte en un tema prohibido.
¿Quién decide qué se puede decir y qué no?”
La contundencia de sus palabras paralizó momentáneamente el programa. Algunos tertulianos intentaron replicar, pero el daño ya estaba hecho. La audiencia en redes sociales estalló en apoyo a Segura, convirtiendo su intervención en tendencia en cuestión de minutos.
UNA REACCIÓN QUE NO SE HIZO ESPERARLas redes sociales, siempre rápidas en reaccionar ante cualquier polémica, se dividieron en dos bandos: los que aplaudían la valentía de Santiago Segura por decir lo que muchos piensan y los que lo acusaban de “blanquear” ciertos discursos.
Mientras tanto, desde el gobierno de Sánchez, algunos ministros y portavoces trataron de desviar la atención, argumentando que la polémica sobre la memoria histórica estaba siendo utilizada con fines políticos. Sin embargo, las palabras de Segura siguieron resonando en el debate público, abriendo una conversación sobre la libertad de expresión en eventos culturales y la censura ideológica en el cine español.
¿UN PUNTO DE INFLEXIÓN EN LA INDUSTRIA CINEMATOGRÁFICA?El incidente ha puesto sobre la mesa un debate más profundo: ¿el cine español está secuestrado por una ideología? Para muchos, la respuesta es clara. Mientras ciertos discursos son aplaudidos y celebrados, otros son censurados o condenados al ostracismo.
La situación vivida en los Goya y la posterior intervención de Santiago Segura han evidenciado un malestar creciente dentro de la industria, donde algunos artistas sienten que no pueden expresarse libremente sin temor a represalias.
Segura, quien ha sido un pilar del cine comercial en España, dejó claro que no pretende alinearse con ningún partido, pero sí denunciar una realidad incómoda:
“El cine debe contar historias desde todas las perspectivas. No puede haber una única narrativa aceptada, porque eso no es cultura, es propaganda.”
Su intervención, lejos de apagar el fuego, ha echado más leña a un debate que promete seguir generando controversia en los próximos meses.
LA RESPUESTA DEL GOBIERNO Y EL SILENCIO DE LA ACADEMIAHasta el momento, la Academia de Cine no ha emitido ningún comunicado oficial sobre la controversia, lo que ha sido interpretado por algunos como una estrategia para evitar posicionamientos incómodos. Sin embargo, fuentes cercanas aseguran que el malestar dentro del sector es evidente.
Por otro lado, desde el gobierno de Sánchez han evitado hacer declaraciones directas sobre Segura, aunque algunas figuras del PSOE han calificado su postura de “irresponsable”. Mientras tanto, en la oposición, algunos líderes políticos han elogiado su valentía, utilizándola como ejemplo de la supuesta censura cultural que existe en España.
¿QUÉ SIGUE AHORA?Lo que está claro es que este episodio marcará un antes y un después en la industria cinematográfica española. La intervención de Santiago Segura ha abierto un melón difícil de cerrar, y en un año electoral, todo apunta a que este tipo de debates seguirán en el foco mediático.
Mientras tanto, la pregunta que muchos se hacen es: ¿será este el inicio de una nueva etapa en la que los artistas puedan expresarse sin miedo, o simplemente un episodio aislado que será olvidado cuando la siguiente controversia ocupe los titulares?
Lo único seguro es que Santiago Segura, con su intervención, ha logrado lo impensable: romper el guion preestablecido y dejar en jaque a un sector que, hasta ahora, parecía inamovible.