Con una carrera deslumbrante que incluye vestir a la Casa Real, Caprile comenzó su relación con la realeza en la boda de la Infanta Cristina,

marcando un antes y un después en la alta costura española. Pero tras décadas de triunfos, el modista confiesa que su vida personal ha estado marcada por momentos de profunda tristeza.

El fallecimiento de su hermana Paola en abril de este año, a los 67 años, dejó una huella imborrable en el diseñador. “La echo mucho de menos”,

expresó con la voz entrecortada, recordando a quien describió como una pieza fundamental de su vida. Esta pérdida llega apenas dos años después de la muerte de su hermano Emilio, tragedias que han afectado profundamente a toda su familia, especialmente a su madre.

Lorenzo Caprile, uno de los diseñadores más emblemáticos de la moda española, ha vivido recientemente uno de los momentos más dolorosos de su vida. Durante una emotiva entrevista en el programa Y Ahora Sonsoles, el diseñador no pudo contener las lágrimas al hablar sobre la muerte de su hermana, quien falleció en abril de este año a causa de un infarto. Este suceso marcó profundamente a Caprile, quien compartió con sinceridad cómo esta pérdida ha impactado tanto en su vida personal como profesional.

Caprile, nacido en Madrid en 1967, creció en una familia de empresarios y desde pequeño mostró un fuerte interés por la moda. A los 13 años comenzó como becario en Italia, donde se empapó de los fundamentos de este arte. Más tarde, se formó en prestigiosas instituciones como el Instituto Tecnológico de Moda de Nueva York y el Politécnico de la Moda de Florencia. Su amor por los tejidos, los cortes y los detalles lo llevaron a crear su propio atelier en la calle Claudio Coello, en Madrid, lugar que se mantiene como epicentro de su creatividad.

Su carrera despegó en 1993, cuando diseñó el vestido de novia de su amiga Carla Villanova, lo que le permitió ganar notoriedad. A partir de entonces, su talento fue reconocido por figuras de la realeza española, como la infanta Cristina y la reina Letizia, consolidándolo como uno de los diseñadores favoritos para eventos de alta relevancia.

El trabajo de Caprile ha quedado inmortalizado en los armarios de las figuras más importantes de la realeza española. Uno de sus hitos más destacados fue el vestido de novia de la infanta Cristina en 1997, un diseño de corte imperial en seda que marcó un antes y un después en su carrera. Posteriormente, la reina Letizia lució varias de sus creaciones, como el icónico vestido rojo que llevó en la boda de los actuales reyes de Dinamarca en 2004. Este diseño se convirtió en una de sus señas de identidad y fue celebrado tanto en España como a nivel internacional.

Además, el diseñador ha creado piezas para grandes personalidades del cine y la música. En 2014, su amiga y figurinista Sandy Powell le encargó un vestido de novia para la película El lobo de Wall Street. Este trabajo reflejó la versatilidad y el alcance de Caprile más allá de las fronteras españolas.

Sin embargo, no todo ha sido glamour y éxito en la vida de Lorenzo Caprile. En la entrevista, el diseñador confesó que la muerte de su padre en 2006 lo sumió en una profunda crisis emocional. Y ahora, con la reciente pérdida de su hermana, siente que una parte de él también se ha ido. “Éramos muy unidos”, comentó entre lágrimas, dejando entrever el dolor que aún lo acompaña.

Caprile también reflexionó sobre su carácter, a menudo percibido como gruñón y distante, y cómo este rasgo podría estar relacionado con las experiencias difíciles que ha enfrentado a lo largo de su vida. A pesar de su fachada rígida, mostró un lado vulnerable al hablar de estos momentos dolorosos, conectando con el público de una manera profundamente humana.

El diseñador aprovechó la entrevista para compartir sus pensamientos sobre el paso del tiempo y su impacto en la moda. Recordó con nostalgia sus primeros años en el sector y cómo, junto a sus clientas, aprendió y creció profesionalmente. Para Caprile, cada vestido cuenta una historia, y aunque muchos de ellos han sido aclamados, siempre se ha considerado su propio crítico más duro. “Nunca estoy completamente satisfecho con lo que hago”, confesó.

Además, reflexionó sobre la importancia de la fotografía en la moda, una lección que aprendió de figuras como Jaime de Marichalar y Pilar Miró. Según él, el diseño debe tener en cuenta cómo se verá en las imágenes, ya que estas son lo que perdura en el tiempo.

Con motivo de su 30 aniversario en el mundo de la moda, Caprile ha inaugurado una exposición en Madrid, donde se pueden apreciar algunos de sus diseños más icónicos. Aunque el diseñador bromeó diciendo que este tipo de homenajes suelen hacerse “a los muertos”, no pudo ocultar su orgullo por lo que ha logrado. “Estos 30 años han pasado muy rápido”, comentó, animando a los jóvenes diseñadores a aprovechar cada oportunidad para aprender y crecer.

La exposición no solo celebra su trayectoria, sino que también muestra su evolución como diseñador y su capacidad para reinventarse. Desde los vestidos que marcaron a la realeza hasta aquellos que deslumbraron en los Goya, cada pieza refleja el compromiso de Caprile con la excelencia y la belleza.

Cuando se le preguntó si volvería a elegir el mismo camino si pudiera renacer, Caprile respondió con honestidad que no está seguro. “Me arrepiento de muchas cosas y cambiaría otras si pudiera”, dijo. Sin embargo, también dejó claro que sigue mirando hacia el futuro con ilusión, esperando nuevos retos y oportunidades para seguir creando.

El legado de Lorenzo Caprile es innegable. Su capacidad para fusionar tradición y modernidad, junto con su dedicación a la artesanía, lo han convertido en un referente de la moda española. A pesar de los momentos difíciles, su pasión y talento continúan brillando, recordándonos que detrás de cada puntada hay una historia, y detrás de cada historia, un corazón que late con fuerza.